Si Usted ha tenido alguna vez que andar con el tanque de gasolina medio vacío, las gomas lisas, si lo piensa dos veces antes de salir a un restaurante, o al fin de mes le entran agrieras, por no decir la angustia de pensar qué pasaría si queda cesante, en Hillary Clinton encontrará la candidata presidencial ideal.
Al menos eso es lo que ella ha intentado dar a entender en una entrevista con Ed Pilkington para el diario inglés The Guardian.
Dice la ex Primera Dama, Senadora y Secretaria de Estado que ella está capacitada para luchar contra la creciente desigualdad económica en EUA porque “es diferente a la gente realmente rica”.
No dijo exactamente en que consiste esta diferencia, teniendo en cuenta que ella y el expresidente Bill han embolsillado más de $100 millones desde el 2001, en honorarios por discursos y ventas de libros, aunque lamente que ha estado muy mal de plata. (Por no mencionar que colocaron a su hija Chelsea en un puestote de US$600,000 al año en el noticiero NBC News).
Hillary cree que el hecho de que ella se haya ganado su dinero “trabajando” confiere en ella la credibilidad para ser el paladín del 99%.
Pero con su enorme riqueza personal, ¿cómo podría Clinton esperar que se le considere creíble en este tema [desigualdad] cuando la gente la ve como parte del problema, no su solución?
“Pero ellos no me ven como parte del problema”, ella protesta, “porque tenemos que pagar impuesto sobre la renta ordinaria, a diferencia de una gran cantidad de personas que son realmente ricos, y no voy a mencionar nombres; y lo hemos logrado a través de nuestro trabajo”, dice ella, soltando nuevamente otra carcajada. Si podemos guiarnos por expresiones similares, debió haber encontrado mi pregunta dolorosa.
¿Será que cree que por ser pobres somos brutos?
La entrevista tuvo lugar como parte de la gira de la posible candidata, quien acaba de publicar Hard Choices, un libro que muchos ven como el pre anuncio del lanzamiento de la campaña.