Deista, vida personal escandalosa, Thomas Jefferson en ElMolinoonline.com“Pudo haber escrito la Declaración de Independencia, pero si Thomas Jefferson estuviera vivo hoy día no tendría la menor probabilidad de ganar la nominación del partido republicano, mucho menos la presidencia”. Así comienza su ensayo en Daily Beast Simon Schama prolífico historiador, columnista, profesor de Columbia University.

Traducimos al español el título del artículo: “Los padres fundadores al descubierto — Los autores de la constitución eran igual de defectuosos que los políticos actuales y por esta razón ya es hora de que dejemos de cubrirlos con un manto de infalibilidad”.

Sobre el tercer presidente de EUA, agrega, que “Las dificultades de Jefferson no vendrían de sus amores con la hija adolescente de uno de sus esclavos ni los hijos naturales que ella le dio. Tampoco lo sería su posesión de una traducción del Coran la que le condenaría a perder la prueba de lealtad de Newt Gingrich. No. Sería su problema con Jesús lo que lo destruiría. Porque Thomas Jefferson negó que Jesús fuera el hijo de Dios. Peor aún, se negaba a creer que Jesús jamás dijo haberlo sido. Y respecto al tema, Jefferson rechazó también como totalmente absurdos la trinidad, el nacimiento virgen y la resurrección”.

Critica la falta de mención sobre los debates, los ataques, las polémicas que marcaron la fundación de EUA y dice que la nación sufre de una falta generalizada de conocimiento sobre verdadero génesis del país. Y ataca a políticos, como Sarah Palin, que cambian la historia para que encaje sus objetivos políticos.

“La verdadera historia es el enemigo de la reverencia. No le hacemos ningún favor a los autores de la independencia estadounidenses el embalsarlos en la infalibilidad, al tratar la Constitución como una revelación cuasi-bíblica en lugar del producto de la contención y el compromiso improvisado que en realidad fue. Incluso el nombre colectivo de ‘Padres Fundadores’ alisa las ásperas e irreconciliables divisiones de amargas y mordaces disputas”.

En conclusión, recuerda un libro favorito de Thomas Jefferson, Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano de Edward Gibbon, “donde argumenta brillantemente que no hay señal más certera del decaimiento político y cultural de una nación que una ceguera obtusa sobre sus inconfundibles inicios”.

Ilustración: Jefferson de Rembrandt Wikipedia