La decisión de un juez de la Corte Suprema de estado de New York de revaluar la decisión que impedía a la defensa presentar evidencia de expertos sobre los efectos mentales a  largo plazo del abuso puede tener serios efectos en el jucio de la neoyorkina que, tras años de brutal abuso, en el 2008 mató a su esposo vaciándole dos revólveres, escribe Jim Dwyer en el New York Times.

Esta prohibición la pidió la fiscalía alegando que la señora Sheehan se negó a cooperar en una evaluación psicológica conducida por el estado, dice.

Barbara Sheehan dice haber actuado en defensa propia tras ser golpeada salvajemente durante años por su marido Raymond, un antiguo sargento de la policía que permanecía armado a todo momento con dos revólveres, uno debajo de la axila el otro en el tobillo. Dice el abogado de la señora Sheehan que el marido frecuentaba prostitutas travestíes, se ponía pañales y chupaba un pacificador, para regresar a casa y golpearla.

Fue un abuso constante a la merced del genio del antiguo policía. Por ejemplo, una vez entre muchas, el señor Sheehan quería comer carne pero su esposa estaba cocinando pasta. El le vació encima una olla de salsa hirviendo.

Ojos negros, labios hinchados, narices quebradas eran ocurrencias frecuentes, igual que las excusas de la víctima de haberse accidentado.

Finalmente, un día la señora Sheenan le disparó a su marido 5 balazos con uno de sus revólveres que había dejado en la habitación mientras se afeitaba. Luego le disparó otros seis con el otro.

Se sentó a esperar a las autoridades en frente de su casa con su hermana y un cartero de UPS, agrega.

El caso todavía no ha ido a la corte.

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Foto cortesía de alancleaver via flickr