A los dos años de implementadas, la lentitud con que avanzan las reformas en la economía cubana llevan a empresarios y analistas a preguntarse si los envejecientes líderes del país poseen la capacidad o la voluntad para realizar el objetivo de poner en manos privadas el 40 por ciento de la producción de la isla en los próximos cinco años, informa Victoria Burnett en el New York Times.

Desde finales del 2010, cuando se anunciaron estas reformas, casi 250 mil cubanos han optado por trabajar por cuenta propia, abriendo restaurantes, bares, talleres, tiendas, conduciendo taxis y reparando teléfonos celulares, dice.

En la actualidad, de una población de unos 11 millones, unos 387,000 cubanos trabajan por si mismos.

Además, agrega el Times, en tiempos recientes por primera vez en medio siglo los cubanos han podido vender, comprar y permutar casas y autos, lo cual ha impulsado aún más la actividad económica individual.

Igualmente, desde que la administración Obama relajó los viajes a la isla, el país se ha llenado de bienes de consumo — desde comida a chucherías a iPhones — que llegan en las maletas de viajeros del exterior.

Ello ha creado una economía paralela que, según un analista expuso al Times, viene quitando al sector público más de US$1 mil millones anuales en comercio.

Sin embargo, esta gran transformación enfrenta serias dificultades, dice.

El estado teme que no está en condiciones de competir con la pujanza individual de cubanos industriosos, algunos de los cuales están ganando muy buen dinero, apunta.

La semana pasada, señala el Times, el gobierno anunció planes de aumentar los aranceles en las importaciones privadas de Miami y otras partes.

Ello ha sido objeto de gran alarma ya que es el sustento de muchos de los nuevos negocios.

Artículo en inglés

Foto cortesía carlosreusser via flickr