Película sobre Cuba, ElMolinoonline.comMARTINIQUE. Por Gillaume Le Berre. Especial para El Molino. Mi viaje a Cuba se organizó en el último momento, sin mucha preparación.

Desde hace 4 años en Martinica, en el Caribe francés, y he tenido un profundo deseo de ver otra cosa. Me aconsejaron visitar Cuba, país rico en cultura, paisajes, gente, y, al parecer, en plena mutación.

Como diseñador gráfico freelance, quería disfrutar del viaje para crear un diario de viajes, en un formato de vodeo. Así que me fui con mi Panasonic GH2, un aparato híbrido foto/vídeo alterado para dar rienda suelta a sus características de video. También me llevé tres objetivos: un brillante de 25 mm (Voigtlander f0, 95); un gran angular (Olympus 9-18mm); y un Elmarit 90mm Leitz viejo (que utilicé con un anillo adaptador).

Todo esto cabía en mi bolsa. También llevé una tarjeta SD de 500 GB, un micrófono y un monopie.

Este equipo liviano me permitía pasearme durante largo ratos y en cualquier momento y capturar lo que consideraba interesante. El hecho de utilizar una cámara en lugar de una video cámara, me permitió ser relativamente discreto, sin asustar a la gente que estaba filmando.

Permanecí 15 días en Cuba. Basta con decir que no conozco Cuba ni los cubanos. He visto únicamente una faceta, y he intentado con mi video transmitir una sensación, una emoción, en lugar de formar un juicio u opinión. Soy incapaz de pronunciarme sobre la sociedad cubana: a pesar de la pobreza y la privación de ciertas libertades, la gente parece feliz y educada. De todos modos esa es mi sensación tras los pocos días que pasé allí, es difícil de definir, pero no he sentido la misma sensación de felicidad o la alegría de vivir, cuando voy a París, por ejemplo, o incluso aquí en Martinica.

En la casa de la familia cubana, la calle es el salón donde todo el mundo comparte.

Al mismo tiempo, y sobre todo con la doble moneda, las diferencias parecen ampliarse entre los más ricos y los más pobres, que son numerosos. Esto podría tener un impacto significativo en la sociedad cubana. Es el dilema entre el potencial del individuo y el equilibrio con el bienestar de todos. Esto no lo había pensando antes, pero es cierto que un modelo diferente de sociedad puede existir, sobrevivir diría yo en el caso de Cuba.

Permanecí 6 días en La Habana, 3 en Viñales, 4 en Trinidad y uno en Santa Clara. Viajé en autobús y alquilando bicicletas y scooters. Siempre fui muy bien recibido, y a pesar de mi dificultad para hablar en la lengua (compendo pero me mi vocabulario es limitado) pude hablar la gente y compartir un buen momento.

De todas las veces que solicité permiso para filmar solo una vez tuve un rechazo. A veces quise pagar a la gente, o comprar sus productos, por ejemplo, cuando filmé a los músicos. Todas las personas gustosamente se prestaron al juego con la cámara. Recalco aquí que yo estaba viajando solo, y a pesar del equipo de fotografía que llevé conmigo todo el tiempo, nunca me sentí en peligro.

Invito a los lectores que realmente no conocen Cuba a descubrirla. Conservo imágenes y recuerdos ricos e inolvidables, que me han afectado profundamente.

¡Hasta luego Cuba!

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