Una revisión independiente e imparcial de los programas de interrogatorio y detención de presuntos terroristas en los años posteriores a los atentados del 11 de septiembre del 2001 ha llegado a la conclusión de que “es indiscutible que EUA participó en la práctica de la tortura”, y que los más altos funcionarios de la nación fueron en última instancia los responsables.
Informa Scott Shane en The New York Times que el exhaustivo informe de 577 páginas, que se hará público hoy martes 16 de abril, dice que mientras que casos de brutalidad han ocurrido en todas las guerras estadounidenses, nunca antes habían tenido lugar “el tipo de discusiones intensas y detalladas como las que se realizaron después de 9/11 con la participación directa de un presidente y sus principales asesores sobre la sabiduría, la propiedad y la legalidad de infligir dolor y atormentar a algunos detenidos bajo nuestra custodia”.
El estudio, realizado por un panel de 11 miembros reunidos el Constitution Project, un grupo de trabajo encabezado por dos antiguos congresistas con experiencia en la rama ejecutiva — Asa Hutchinson, republicano, y James R. Jones, demócrata.
Si bien el informe del Constitution Project enfoca principalmente en los años de la administración Bush (2000-2008), dice el Times, también es crítico de algunas prácticas de la administración Obama, especialmente lo que llama secretismo excesivo.
Dice que mantener fuera del conocimiento del público los detalles de las entrega y las torturas “no puede seguir siendo justificada sobre la base de la seguridad nacional” e insta a la administración a dejar de usar “secretos de Estado” para bloquear los procesos legales de antiguos detenidos.
El informe insta a que el Manual de Campo del Ejército sobre los interrogatorios elimine el Apéndice M, que permite un interrogatorio durante 40 horas consecutivas y para restablezca la prohibición expresa de mantener detenidos en posiciones de estrés y manipular el sueño.
Imagen: Serie Abu Ghraib por Fernando Botero
