Por lo que nos cuenta Sumitra de Oddity Central, Everard Cunion, de 55 años, de Dorset en Inglaterra, tenía un enorme apetito por el otro sexo y una incapacidad aparentemente total de conocer y enamorar a una mujer de verdad.

Para combatir su enorme soledad, consideró llevar a casa un maniquí de tienda.

Pero las encontraba duras al tocarlas.

Entonces conoció el mundo mágico de la silicona, con sus mujeres artificiales, las llamadas muñecas del amor, que parecen casi de verdad.

En 2000 compró su primera, a la cual le fue fiel durante un tiempo, pero su apetito fue aumentando.

Dice que cuando ya había aceptado que iba a sucumbir a la tentación de traer otra, lo único que le impedía era el cost: US$8,000.

En el 2004 logró superar este obstáculo.

El señor Cunion, agrega Oddity Central, es un hombre apasionado por sus muñecas.

Antes de comprarlas, toma una decisión sobre el tono de la piel, el maquillaje, el cabello.

Las surte de un vestuario diverso.

Le encanta vestirlas en sus uniformes y tomarles fotos.

No hace mucho contrajo su segundo matrimonio con una muñeca (no divorció la primera). Dice un vecino que tuvo una verdadera ceremonia y luego sacó a su novia en un carruaje con un caballo blanco.

Cunion estaba feliz de la vida, dijeron testigos, con una sonrisa de oreja a oreja. (Aunque la novia no sonreía).

Dice que está contento con su harem, algo que hace unos años no era posible para las personas que tenían dificultad conociendo mujeres de verdad.

Tres ventajas vemos del arreglo que ha dado al señor Cunion su felicidad. La primera es que no hay necesidad de divorciar si quiere cambiar de esposa.

La segunda es el silencio — imagine el cacareo si todos (incluyéndolo a él) pudieran hablar.

El tercero es que no tendría 9 suegras, 9 familias de sus 9 esposas.

Artículo en inglés

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