Falta de humanidad contra los caballos, ElMolinoonline.coTras el glamor de los hermosos caballos, lindos espectadores y rimbombantes nombres, se oculta una industria salvaje, carente de ética y ausente de regulación, motivada por la avaricia, que inhumanamente muele las bestias a la vez que pone en serio peligro la vida de los jinetes, escriben Walt Bogdanich, Joe Drape, Dara L. Miles y Griffin Palmer en  The New York Times. 

El extenso artículo pintan un deplorable y angustiador cuadro de animales drogados obligados a correr hasta reventar, causando un promedio de 24 muertes semanales en EUA de las nobles bestias.

En más de 150,000 carreras, analizaron datos de accidentes, lesiones, resultados de dopaje, además de realizar entrevistas con jinetes, veterinarios, entrenadores, directivos.

“Muestra que la industria sigue atrapado en una cultura de drogas y laxa regulación y una tasa de accidentes mortales que sigue siendo mucho peor que en la mayor parte del mundo”.

El modelo económico de la industria (la codicia total), dicen, ha empeorado una actividad que de por sí conlleva peligro.

Ante la pérdida de clientes, los hipódromos optaron por ampliar para incluir casinos en las premisas, lo cual ha aumentado el monto de las ganancias, pero “también provee incentivos para que los entrenadores corran caballos que no son aptos”.

En Aqueduct Racetrack en Queens, dice el Times el número de caballos lesionados y muertos ha aumentado drásticamente desde que abrió el casino el año pasado.

En muchos casos, dada la falta de vigilancia, a los caballos lesionados “ilegalmente se les llena de analgésicos para ocultar el dolor” sin que haya peligro alguno de multas o suspensiones. Los dueños se quedan con sus ganancias.

Dice el Times que aunque solo se realice un ínfimo porcentaje de pruebas de dopaje, desde el 2009 se han registrado 3,800 casos.

En el mismo periodo, agrega, 6,600 animales se quebraron o fueron lesionados.

En los pasados tres años en EUA, dice, 3,600 caballos murieron corriendo o entrenando.

En el 2010 en un hipódromo Sunland Park Racetrack and Casino en Nuevo Mexico, en solo 13 días murieron nueve caballos, cinco más fueron lesionados y dos jinetes resultaron heridos, uno de ellos de seriedad, dice el Times.

Comenta el director de la junta de carreras de California, el doctor Rick Arthur. “Es díficil justificar cuantos caballos destruimos. En los seres humanos nunca se ve que a alguien se le desprenda una pierna en una carrera olímpica. Pero con los caballos eso sucede”.

Artículo en inglés