Una hora antes de decapitar a una mujer en un centro comercial en Tenerife, el ciudadano búlgaro había entrado a un supermercado y pedido un cuchillo más grande de lo común, escriben Andy BloxhamFiona Govan en The Telegraph.

Al preguntarle el tendero que tan grande lo quería, extendió los brazos. Luego, según The Telegraph, Deyan Deyanov dijo, “Es que tengo que matar a alguien”.

Con el dedo hizo en la garganta hizo el gesto de degollar.

Sobra decir que estaba loco. Había estado en un hospital psiquiátrico hasta febrero, dicen. En previas ocasiones había dicho que estaba planeando “algo grande” en el “nombre de Dios”.

Agrega The Telegraph que Deyanov fumaba marihuana constantemente y hablaba solo. Una vez había atacado a un guarda de seguridad en la playa, tumbándole tres dientes.

Un inglés que vive en el área dijo que insultaba a la gente por las calles y les tiraba cigarros encendidos a las mujeres. “Todos lo evitábamos”.

Artículo en inglés

Foto cortesía The Telegraph