Esta semana que el Presidente Donald Trump comenzó con un insulto al mandamás de Corea del Norte cerró con más insultos presidenciales — ésta vez en contra de destacadados os atletas afroamericanos que utilizan su fama como vehículo para protestar los asesinatos policiales de ciudadanos negros. Y la impunidad que los acompaña.
En la sesión de apertura de la 72 Asamblea de las Naciones Unidas, el presidente Trump insultó a Kim Jung-Un, hombre fuerte de Corea del Norte, que al seguir construyendo y ensayando misiles se ha convertido en una migraña para la administración.
Los misiles de Kim, igual que su arsenal nuclear, son cada día más poderosos y tienen a la administración corriendo como una gallina descabezada viendo cómo contenerlo.
El presidente ha optado por amenazar — esgrimiendo desde la ONU el espectro de la destrucción total de una nación de 25 millones de habitantes — e insultar. Apodó “Rocket Man” a Kim Jung-Un, quien por no quedarse atrás respondió con una declaración en la cual insulta a Donald Trump llamándolo un “dotard“. El problema es que casi nadie (a menos quizás los expertos en expresiones en desuso) conocía la palabra “dotard“, lo cual disparó millones de búsquedas en Google por el significado — senil.
Los insultos tipo escuela de párvulos fueron acompañados con muestras de poderío militar, por parte de EUA, que presuntamente envío aviones de guerra cerca al espacio aéreo de Corea del Norte, que a su vez amenazó con ensayar una bomba de hidrógeno en el Pacífico.
Pero los enfrentamientos con Corea del Norte son solo uno de los varios dolores de cabeza que enfrenta la Casa Blanca de Trump.
En lo relacionado con la política exterior, el presidente también denunció desde la ONU al régimen de Irán y el acuerdo que la administración Obama firmó con la República Islámica en 2015. Dijo que el trato era el “peor en la historia” de la diplomacia de EUA.
Irán respondió probando otro misil balístico de rango medio,
En cuanto a política interna, el presidente nuevamente ha exigido dell Congreso republicano la revocación de la ley de salud conocida como Obamacare. Desde el senado se ha redactado otro proyecto de ley, que será presentado para votación la semana entrante, aunque aumentan las posibilidades de que no obtenga los votos necesarios.
Por otro lado, creciente causa de preocupación para el presidente siguen siendo las diversas investigaciones sobre Rusia. El equipo legal de Trump sufre de serias divisiones sobre cómo responder a la creciente demanda de documentos que surge del equipo de 17 fiscales que encabeza el fiscal especial Robert Mueller.
Ello se hizo evidente, y no sin un toque jocoso, cuando dos representantes legales del primer mandatario se lamentaron con lujo de detalles mientras almorzaban en un concurrido restaurante capitalino, sin saber que un periodista del New York Times estaba en la mesa de al lado.
Amateur. Chambón.
También se ha informado que el gobierno tiene pensado formular cargos criminales contra Paul Manafort, ex director de la campaña Trump 2016, por nexos con intereses muy cercanos al Kremlin. Según informes el mismo Manafort se ofreció para explicar en privado la estrategia electoral de la campaña a Oleg Deripaska un oligarca ruso, cercano a Vladimir Putin, y con quien él había hecho negocios en el pasado.
Sobre ese mismo tema, se informó esta semana que desde Rusia se habían comprado anuncios políticos en Facebook, los cuales se habían pautado en regiones del país donde se notaban dificultades en la campaña Clinton. Hayan o no producido cambios en la intención de voto, y ello puede mantenerse en secreto para siempre, esta nueva información garantiza que los sabuesos de Mueller seguirán escarbando sobre este tema. No cabe duda que para los demócratas es otro clavo más en la legitimidad de la elección 2016 y para Trump garantías de que la Caja de Pandora del “Russiagate” seguirá en primeras planas por el futuro cercano.
Se informa que el ambiente en la Casa Blanca es tóxico.
El espectro de la investigación ha esparcido el temor y muchos han contratado carísimos abogados. ( Los Trump no tienen de qué preocuparse porque la campaña ya ha pagado US$400,000 en honorarios de Trump y su hijo Donald, Jr.).
Otros temen que sus colegas estén grabando conversaciones luego de haber negociado con los investigadores. Y, según informa el portal Politico, muchos han preparado sus CVs y comenzado a circularlos, quizás temiendo que el permanecer demasiado en las fauces del Trumpismo puede significar el fin de sus carreras.
Así, con un cerco de investigaciones cada día más estrecho, una guerra entre portales de noticias a ver quién averigua más sobre los escándalos de la administración, un partido republicano frustrador y fracturado, se movilizó Donald Trump a un mitin en Alabama para expresar su apoyo a un pre candidato al senado.
Y fue en ese acto, repleto con miles de sus partidarios más fieles y más blancos, que el presidente optó por insultar a los atletas afroamericanos, usando un lenguaje mucho más directo que cuando comentó a regañadientes sobre la violencia racista y nazi en Virginia en agosto.
Tromp dijo que ver atletas arrodillarse, en vez de pararse firmes, durante el himno nacional, le producen ganas de que “larguen a estos hijueputas de la NFL” (Liga Nacional de Football).
Así, la semana que comenzó con Rocket Man terminó puteando. Y con la resurrección de la palabra “dotard”.
Otra semana que pasó en EUA
Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
9/24/2017