La Associated Press usa el trágico caso de Carolina Piparo para ilustrar un aspecto de la vida en Argentina: el uso de grandes cantidades de efectivo que resultan de los intentos de evitar pagar impuestos y una gran desconfianza en el sistema bancario.

Con ocho meses de embarazo Carolina Piparo fue a una ventanilla de banco para retirar el dinero con que pensaba dar el primer pago en la compra de un apartamento. A la salida del banco fue asaltada robada y abaleada. Perdió su bebé y quedó en coma por un tiempo.

Dice el despacho desde Buenos Aires que este caso que conmovió la nación es uno 4,998 casos reportados de los llamados “robos de salideras”. Y agrega que, “Muchas de las víctimas ni siquiera reportan los robos porque tendrían que explicarle a la policía de impuestos de dónde vino su dinero”.

Aún así, señala, muchas transacciones se realizan en efectivo: desde comprar una casa a toda una compañía.

Una de las razones, explica, es evadir impuestos, algo que hace un 50 por ciento de la población. “Incluso la gente que quiere pagar todos sus impuestos enfrentan dificultades en hacerlo, porque siempre hay alguien que exige que se disimule toda o parte de la transacción pagando en efectivo, preferiblemente en dólares de EUA”.

Muchos argentinos se esfuerzan por evadir impuestos, señala, porque de por sí en la Argentina se paga impuestos en muchos aspectos de la vida. “Un impuesto de ventas del 21 por ciento, impuestos de transacciones bancarias, un impuesto de ‘sellos’ en contratos empresariales, un impuesto anual a la riqueza sobre la propiedad personal y muchas cuotas basadas en el valor declarado de la residencia de alguien”.

Es tanto que de cada 100 pesos, 65 cubren uno u otro impuesto, señala un experto.

Otra razón, indica, es la falta de confianza en la moneda argentina. Nadie olvida la crisis del 2001 en que de la noche a la mañana la mayoría de los argentinos perdió dos tercios de su patrimonio a raíz de la devaluación.

Artículo en inglés

Foto cortesía de amagill via flickr