Para los lectores de El Molino que sean amigos de lo ajeno: ojo.
No se les vaya ocurrir ir a Chile a robar carteras de señoras mayores por la calle, porque allí hay muy poca paciencia para este tipo de delicuencia.
Aquí vemos lo que le pasa a este individuo que se creyó demasiado sabio y le quitó la cartera a una señora.
Al pedir auxilio ella, la gente se lanza a perseguir al delincuente.
Lo alcanzan debajo de un puente.
Lo rodean.
Lo golpean.
No brutalmente, sino como para “que aprenda”.
Lo patean.
Luego lo despojan prenda por prenda de su ropa, hasta dejarlo únicamente en calcetines.
Desde arriba, le escupen, le insultan, le tiran monedas.
Le asestan la estocada final con la humillación de la risa ciudadana.
Foto cortesía AnnieGreenSprings via flickr
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