Unos hablan sin parar y, bueno, se les puede tolerar.
Otros son realmente divertidos y su compañía es agradable.
Otros se ponen tristones, todo les causa lágrimas: llegan a ser cansones.
Pero los peores son los agresivos: ya sea por sus palabras fuertes o porque sencillamente quieren darse golpes con todos.
A esos hay que huirles.
Hablamos (por si no se ha dado cuenta) de los borrachos — de los cuales verá muchos en estos próximos días.
Ahora bien, Wynne Parry de LiveScience, nos dice que es posible detectar al borracho agresivo antes de que se emborrache y se ponga más combativo.
Su personalidad lo indica, dice.
Aquellas personas que enfocan en el presente sin pensar en las consecuencias son más propensas a ser belicosas al intoxicarse que las que analizan ciudadosamente sus acciones, apunta.
Explica que las personas que enfocan en el presente sin tener en cuenta el impacto futuro son más agresivas que el resto cuando están sobrias, pero el efecto se amplía cuando se emborrachan.
Señala que el alcohol tiene un efecto de miopía en la gente y, para las personas que enfocan en el presente sin pensar en las consecuencias, esta miopía puede exagerar sus tendencias belicoas.
Use este conocimiento con sabiduría. Así se ahorrará dolores de cabeza en las fiestas de Año Nuevo.
