Un nuevo estudio indica que los adultos jóvenes activos en la vida religiosa exhiben una mayor tendencia a ser obesos de mayores que sus contrapartes no religiosos, escribe Jeannine Stein en el Los Angeles Times.

Dice que participaron 2,433 hombres y mujeres de edades 20 a 32 años a quienes se les observó durante 18 años como parte del estudio Riesgo de Desarrollo de Arterias Coronarias en los Adultos Jóvenes. Los más activos, indica, “al llegar a la edad media, tenían una propensidad a ser obesos mayor en un 50 por ciento comparada con los que indicaron ‘ninguna'” participación en las actividades religiosas.

La causa, dice, puede ser la mala calidad de la comida que se sirve en las funciones religiosas.

“Es posible que el reunirse una vez a la semana y asociar las buenas acciones y la alegría con el consumo de comidas no saludables puede conducir al desarrollo de hábitos que se asocien con un peso corporal más grande y la obesidad”, dijo el autor del estudio.

Agrega el Times que algunas organizaciones religiosas tienen programas para adelgazar. Sin embargo, de acuerdo con lo que el estudio indica, a la vida sedentaria y el estilo de vida malsano que incluye mucha televisión y comidas chatarra, algunos podrían agregar el ir a misa.

Artículo en inglés

Foto cortesía de pundag via flickr