Francesco Schettino, el capitán del crucero italiano Costa Concordia quien luego de estrellarlo en enero salió corriendo, dice que no fue su culpa sino que el destino lo quiso así, informa la BBC.
Emocionado en una entrevista televisada dijo que podría haber estado “distraído”.
Se disculpó.
Un juez la semana pasada levantó la detención domiciliaria de Schettino pero le ha ordenado permanecer cerca de Nápoles, donde reside hasta que concluya la investigación criminal en con cargos de homicidio, de causar el naufragio y abandonar la nave con pasajeros en ella.
Los fiscales italianos le acusan de acercarse excesivamente a la isla de Giglio para impresionar a una muchacha con su manejo de la nave, algo que niega rotundamente Schettino.
“Me culpo por haber estado distraído”, dijo.
Afirmó que no estaba a cargo de los controles cuando tuvo lugar el accidente.
“Fue un accidente simple en el que la interacción entre seres humanos le abrió un espacio al destino”.
Operático: solo que murieron 30 personas.
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