Los problemas de Donald TrumpEn su nota del 25 de abril, la junta editorial del New York Times comenta sobre el equipo que Donald Trump ha traído a la administración, el cual se ha distinguido por la interminable lista de escándalos, cuyos resultados han sido renuncias y despidos de más de 40 personas de alto cargo.

Por no decir los que se han declarado culpables de violaciones la ley, o aquellos que enfrentan cargos criminales.

“Recuerdan cuando el señor Trump dijo que contrataría a ‘la mejor gente’? Claro que sí, él también dijo que México pagaría por su muro fronterizo”.

Así el diario neoyorkino resume la actual situación que se vive en la Casa Blanca.

El nombramiento del Dr. Ronny L. Jackson para encabezar el Departamento de Asuntos de Veteranos ha naufragado.

Con más de 375,000 empleados y un presupuesto alrededor de los US$180 mil millones, es una de las burocracias más complejas del país. Solo el Departamento de Defensa lo supera en tamaño.

Nombrado por Trump poco después de haber despedido al anterior director (en un mensaje por Twitter hace algunas semanas) el proceso de confirmación ha sacado a relucir acusaciones de deplorable conducto. Unos dicen que el Dr. Jackson, almirante retirado y médico de cabecera de la Casa Blanca, ha dispensado ampliamente píldoras derivadas del opio.

También ha surgido que aparentemente es gran amigo de la botella — incluso en horas de trabajo; que una vez destruyó un auto del gobierno mientras se encontraba intoxicado. Y otra vez, durante un viaje durante la presidencia de Barack Obama, armó un relajo en el hotel donde se hospedaba la comitiva presidencial.

Nadie debería haber esperado que la carencia de calificaciones le importara al Sr. Trump. Eso no fue un obstáculo para su decisión de darle a su yerno, Jared Kushner, una cartera que incluye negociar la paz en el Medio Oriente, reformar el sistema de justicia penal y aumentar el conocimiento tecnológico dentro del gobierno. El Sr. Trump también consideró el nombramiento de su piloto personal para dirigir la Administración Federal de Aviación.

No es ese el único problema que enfrenta la gente de Trump.

El Director de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, Scott Pruitt, ha sido acusado por todos los flancos de la misma corrupción que durante su campaña presidencial el candidato Donald Trump acusó a la gente de su adversaria, Hillary Clinton. Presuntamente recibió regalos indebidamente (alquiler casi gratis en el apartamento de un cabildero a la EPA); de derrochar dineros públicos en decorar su oficina; en viajes en primera clase; de contratar escoltas dignas de un “potentado”. Y, también ha dado empleo a viejos amigos de Oklahoma, su estado, con quienes realizó lucrativos negocios durante sus días como legislador estatal.

 

Y todavía más problemas para la Casa Blanca.

Michael D. Cohen, abogado personal de Trump, ha declarado que no va a testificar en el caso de la estrella de porno Stormy Daniels. Cohen ha manifestado que se amparará bajo la Quinta Enmienda a la Constitución que protege a individuos de tener que testificar en contra suya.

Cohen negoció un pago de US$130,000 con la estrella y de porno a fin de obtener su silencio sobre un encuentro sexual que ella tuvo con el presidente poco después de que se casara con Melania Trump.

Cohen se encontraba bajo vigilancia por el FBI por varios presuntos crímenes, entre ellos fraude bancario. Sus residencias y las oficinas fueron allanadas por el FBI, que copió archivos de conservaciones que ha tenido con sus clientes, entre ellos el presidente Trump.

Esto pone en manos de investigadores del gobierno las finanzas personales de Donald Trump, empresario.

Los problemas legales de Cohen son independientes, aunque relacionados, con la investigación sobre Rusia. En este respecto se sabe es que el nuevo abogado de Donald Trump, el ex alcalde de New York Rudolph Giulliani se ha reunido con el fiscal Robert Mueller para discutir el testimonio del presidente. Aunque inicialmente dijo que estaría dispuesto a testificar, desde que fueron allanadas las oficinas y residencias de Cohen, Trump parece haber cambiado de opinión.

Muchos de sus partidarios consideran que testificar podría presentar un problema enorme para el presidente.