Por más que trate de caer bien, Hillary Clinton no ha logrado desprenderse de su mala imagen y ello podría presentarle problemas si fuera a ganar la nominación de los demócratas.
El único consuelo, indica una nota de Niall Stanage y Amie Parnes en The Hill, es que los republicanos tienen serios (o peores) problemas en el mismo campo.
Aún así, indican las últimas encuestas que un 55% del electorado tiene una imagen desfavorable de la candidata del oficialismo demócrata. Solo un 40.2% del público tiene una imagen favorable de ella.
Incluso los estrategas demócratas que la apoyan ven en estos datos un problema.
Palabras de Brad Bannon. “La principal razón por el elevado nivel de desfavorabilidad es que una gran cantidad de estadounidenses ha dicho que no confían en ella. No es demasiado complicado de comprender. El electorado la ve como una política que hará o dirá cualquier cosa para que la elijan”.
Al compararse con otros candidatos presidenciales, continúa la nota en The Hill, en la campaña 2008 el 62% del electorado tenía una idea favorable del entonces senador Barack Obama, y solo un 33% lo calificaron mal.
Incluso en su peor momento, Barack Obama le llevaba dos puntos de ventaja al sitio donde Hillary Clinton se encuentra en estos momentos.
En el 2000, George W. Bush, tenía un índice de favorabilidad del 63% y 32% de desfavorabilidad.
Algunos dicen que estas índices negativos son producto de 30 años en la vida política del país, en una elección en la que se buscan caras frescas. Ella, por más que lo niegue, forma parte del llamado establishment.
Pero, también, son resultado de su época más reciente, como los millones que acumuló en muy poco tiempo luego de salir del Departamento de Estado, los problemas con los servidores y su correo electrónico.
Algunos clintonistas acérrimos niegan que exista un problema, dice The Hill. “Son parte del ciclo electoral”, señala uno
Sin embargo, la combinación del alto índice de desfavorabilidad de Clinton, y la falta de entusiasmo que su campaña genera, podría resultar en baja participación electoral.
Y éste sí es un serio problema para los demócratas, cuyo éxito electoral se basa en alta participación.