Maquina del apocalipsisPor Amy Goodman y Denis Moynahan, Democracy Now! En 1971, Daniel Ellsberg hizo públicos los Documentos del Pentágono, miles de páginas de la historia secreta del departamento de Defensa estadounidense sobre la injerencia de Estados Unidos en Vietnam, que expusieron las mentiras del gobierno y ayudaron a terminar la guerra. El consejero de seguridad nacional del presidente Richard Nixon, Henry Kissinger, calificó a Ellsberg como “el hombre más peligroso de Estados Unidos”.

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Amy Goodman sobre Dakota del NorteAhora, con sus 86 años de edad, Ellsberg ha revelado por primera vez que los Documentos del Pentágono no fueron los primeros expedientes clasificados que retiró de su lugar de trabajo, un área de máxima seguridad. En su nuevo libro, titulado en inglés “The Doomsday Machine: Confessions of a Nuclear War Planner” (“La máquina del apocalipsis: confesiones de un planificador de guerras nucleares”), detalla sus primeros años en el Pentágono y por qué se llevó miles de páginas sobre los planes de guerra nuclear que estaba desarrollando Estados Unidos y que dan cuenta de la descabellada política de guerra nuclear estadounidense elaborada hace más de 55 años atrás. Es aterrador que sus revelaciones sigan siendo relevantes al día de hoy.

El pasado 20 de julio en una reunión en el Pentágono sobre asuntos de seguridad nacional, el presidente Donald Trump presuntamente habría sorprendido al personal militar que se hallaba reunido con él cuando sugirió que quería que el arsenal nuclear estadounidense fuera diez veces mayor. Fue después de esa reunión que, según se dice, el secretario de Estado, Rex Tillerson, calificó a Trump como un “maldito imbécil”. En agosto, Joe Scarborough, de la cadena NBC, citando una fuente anónima, afirmó que Trump le había preguntado a un asesor de política exterior sobre el uso de armas nucleares. Scarborough dijo: “[Trump] preguntó tres veces sobre el uso de armas nucleares. En un momento preguntó que, si las teníamos ¿por qué no podíamos usarlas?”. Durante más de 70 años, el presidente de Estados Unidos ha tenido el enorme poder de lanzar armas nucleares, pero solo uno lo ha usado: Harry Truman, cuando ordenó el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki. El ataque nuclear causó la muerte de cientos de miles de personas. Trump, que parece disfrutar del sonido de los tambores de guerra y de hostigar a sus oponentes, como el líder supremo de la nuclearizada Corea del Norte, Kim Jong Un, podría estar arrastrándonos al borde de una guerra nuclear.

El denunciante Ellsberg, al describir los planes de guerra nuclear del presidente Dwight Eisenhower, que le habían sido encomendados para su mejora en los primeros meses del gobierno de Kennedy, nos dijo en una entrevista para Democracy Now!: “Estaban locos. Querían hacer planes de atacar primero, por orden del presidente Eisenhower. [El presidente] no quería ningún plan de guerra delimitada de ningún tipo con la Unión Soviética, bajo ninguna circunstancia, porque eso le permitiría al Ejército solicitar enormes cantidades de divisiones o incluso armas nucleares tácticas para tratar con los soviéticos. Así que exigió que el único plan para luchar contra los soviéticos, bajo cualquier circunstancia, como un encuentro en el corredor de Berlín, el acceso a Berlín Occidental, o sobre Irán, que ya era un punto conflictivo en ese momento, o Yugoslavia, si hubieran ingresado [los soviéticos], como sea que empezara la guerra; con un levantamiento en Alemania Oriental, por ejemplo. Como fuera que comenzara, el plan dirigido por Eisenhower era una guerra sin cuartel, que contemplaba dar el puntapié inicial de la primera guerra nuclear, suponiendo que los soviéticos no hubieran usado armas nucleares. Y ese plan pretendía, en nuestro primer golpe, atacar todas las ciudades. En realidad, cada población de más de 25.000 habitantes, en la Unión Soviética y en cada ciudad de China. Una guerra con Rusia inevitablemente iba a involucrar ataques en cada ciudad de China. En el curso de este ataque no habría reservas. Todo se iba a lanzar tan pronto como estuviera disponible, era una amplia operación de transporte de armas termonucleares. Todo se iba a lanzar contra la Unión Soviética; pero no solo contra ellos. Las naciones cautivas, los llamados países satélite de Europa del Este –miembros del Pacto de Varsovia–, serían atacados en sus defensas antiaéreas, que se encontraban cercanas a ciudades, en sus sistemas de transporte y en su sistema de comunicaciones. Así que todo eso también iba a ser aniquilado”.

Ellsberg recordó que en 1961, el Estado Mayor Conjunto pronosticó fríamente que el plan provocaría la muerte de más de 600 millones de personas en todo el mundo, cuando la población mundial era de solo 3.000 millones. “Seiscientos millones, eso era como cien Holocaustos. Y cuando tuve en la mano la hoja de papel con esa cifra, que le habían enviado con orgullo al presidente, pensé: ‘Esto es lo que vamos a hacer. Este es el plan más cruel de la historia. Es una locura’”.

Ellsberg fue convocado al Pentágono para ayudar a manejar la crisis de los misiles en Cuba en 1962, conocida como la Crisis de octubre y considerado como el momento en que la humanidad estuvo más cerca de la aniquilación nuclear. Su experiencia personal de esos años sustenta su opinión sobre la hostilidad de Trump hacia Corea del Norte. En cuanto a los arsenales nucleares de ambos países, señala: “Tanto Trump como Kim están usando las armas de las que disponen en este momento para llevar adelante su enfrentamiento, tal como lo han hecho muchos presidentes, como descubrí más tarde. Hay un capítulo en mi libro en el que hablo sobre un par de casos, tal vez tres decenas de casos, la mayoría secretos, en los que los presidentes llegaron a realmente apuntar el arma, además de llevarla ostentosamente en la cadera todo el tiempo, como en la OTAN. Creo que uno de nuestros comandantes simplemente dijo: ‘Usamos las armas todos los días, en cada momento del día’, lo cual es cierto. Las usamos en la cadera. Pero en este momento, están siendo apuntadas. Y están siendo apuntadas por dos personas que están haciendo muy buenas imitaciones de personas dementes. Podrían estar fingiendo. Espero que estén fingiendo… Pero fingir estar loco con armas nucleares no es un juego seguro. Es un juego de ‘a ver quién es más gallina’. Con armas nucleares de por medio”.

Pese a la preocupación generalizada sobre la estabilidad mental de Trump, el presidente sigue manteniendo el control del arsenal nuclear más potente del mundo. Entre otras cosas, ha prometido hacer llover “fuego y furia” sobre Corea del Norte, una nación de 25 millones de habitantes. El general de la Fuerza Aérea estadounidense John Hyten, comandante del Comando Estratégico de Estados Unidos, que está a cargo de la supervisión de todo el arsenal nuclear del país, aseguró a la población en un foro público realizado en noviembre: “No somos estúpidos”, y afirmó que él rechazaría una orden ilegal de Trump para el lanzamiento de un ataque nuclear.

El Comité de Relaciones Exteriores del Senado, no conforme con dejar en manos de los generales el control de las decisiones de Trump, celebró el pasado 14 de noviembre una audiencia para considerar un cambio en la ley y prohibir que el presidente pudiera, él solo, lanzar un ataque nuclear. El senador republicano Bob Corker, de Tennessee, que ha declarado públicamente su temor de que Trump pudiera comenzar una Tercera Guerra Mundial, presidió la audiencia. El senador demócrata Chris Murphy, de Connecticut, resumió el propósito de la audiencia con estas palabras: “Nos preocupa que el presidente de Estados Unidos sea tan inestable, tan volátil. Que tenga un proceso de toma de decisiones tan quijotesco y pueda ordenar un ataque con armas nucleares que esté totalmente fuera de lugar en cuanto a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”.

Estamos más cerca de una guerra nuclear de lo que lo estuvimos en muchas décadas y es por ello que el ejemplo de Daniel Ellsberg como denunciante, así como su llamado a que los empleados del gobierno expongan los actuales planes apocalípticos, son más importantes que nunca.

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Amy Goodman y Denis Moynihan.