Billetes Maletas repletas de dólares que a lo largo de una década sumaron decenas de millones aparecían todos los meses en las oficinas del presidente Hamid Karzai de Afganistán, cortesía de la CIA que buscaba asegurar su acceso a los círculos de poder presidenciales.

Este dinero, dice Matthew Rosenberg en el New York Times, se entregó sin ningún tipo de control o monitoreo y en una escala “mucho más amplia de lo que se conocía y con un impacto mayor en el gobierno día a día”. 

Sin embargo, no existe ninguna evidencia de que estos pagos lograron influenciar a Kardazi, dice el Times.

Todo lo contrario:

Gran parte del dinero de la CIA sirvió para pagar caudillos militares y políticos, muchos de los cuales tienen vínculos con el tráfico de drogas y, en algunos casos, los talibanes. El resultado, según dijeron funcionarios estadounidenses y afganos, ha sido que la agencia engrasó el engranaje de las mismas redes de clientelismo que los diplomáticos estadounidenses y agentes del orden lucharon sin éxito por desmantelar, dejando el gobierno en las garras de lo que son, básicamente, carteles del crimen organizado.

Dijo un funcionario estadounidense: “La mayor fuente de corrupción en Afganistán ha sido EUA”.

Un consuelo podría ser que Irán usó la misma táctica de dejar bolsas de dinero al presidente Karzai, entregándoles entre US$2 y US$10 millones. Tampoco parecen haber tenido mucho éxito, dice el Times.

Mal de muchos, consuelo de tontos.

Artículo en inglés