Si le aterra la idea de que le entierren en vida, lo que sufrió una mujer de 41 años en Syracuse, New York, es aún más espeluznante: La dieron por muerta y un equipo médico comenzó a cosechar sus órganos.
Fue entonces que abrió los ojos.
Documentan John O’Brien y James T. Mulder en Syracuse Post-Standard la sarta de errores y negligencia total que casi culmina en desastre.
Desde antes de que la paciente ingresara a la sala de operaciones, dice el diario, una enfermera afirmaba que la mujer estaba viva y que había movido los dedos de los pies.
Según el Post-Standard, la mujer había ingresado al hospital a causa de una sobredosis de Xanax y otros narcóticos. Los galenos habían concluído de que había sufrido una “muerte cardiaca” e irreversibles lesiones cerebrales.
Pero no fue así.
Se decidió seguir con la cosecha de órganos incluso después de que un examen de reflejos produjera leve movimiento y ella respirara sin necesidad de una máquina.
Estaban a punto de retirarle los órganos — cuando abrió los ojos.
La paciente fue dada de alta dos semanas después y eventualmente St. Joseph’s Hospital Health Center tuvo que pagar una multa por US$6,000 luego de una investigación.
Pero esta historia de terror no tuvo un final feliz: Lamentablemente, poco más de un año después ella se suicidaría.