El secreto de la evolución del ser humano bien puede haber sido la pérdida de los bigotes faciales y las espinas en el pene, dice Ian Sample en el periódico inglés The Guardian.

Cuando el genoma humano fue descifrado primera vez hace más de una década, algunos científicos esperaban encontrar genes adicionales que explicaran la ventaja intelectual sobre las otras especies, incluyendo los primates. Ahora nos enteramos que ha sido lo contrario, agrega.

Al divergir de los simios hace unos siete millones de años, nuestros antepasados humanos perdieron varios cientos de fragmentos de ADN, y su ausencia condujo a los rasgos que son exclusivamente humanos, dice.

Cuando fueron descartados estos trozos de ADN, nuestros antepasados ​​perdieron los bigotes y los penes cortos con espinas táctiles. Ello permitió que la sexualidad fuera más íntima y condujo a las relaciones monógamas, dice. Otro ADN perdido puede haber ayudado a los seres humanos a tener cerebros más grandes.

Curiosamente, casi nada del ADN perdido estaba en los genes, productores de las proteínas que forman la base de la vida. En cambio, el ADN faltante procedía de zonas del genoma que regulan dónde y cuando ciertos genes están activos.

Artículo en inglés

Foto cortesía de ell brown via flicker