A menos que el partido republicano cambie drásticamente su política sobre inmigración y pase algún tipo de reforma en el congreso que domina enfrentará serios problemas en la elección 2016.
Eso dice Juan Williams, comentarista político estadounidense, en una nota de opinión que publica en The Hill.
La política de la reforma migratoria es kriptonita para la actual mayoría republicana en el Congreso. Ahora el terreno de juego se está desplazando hacia la política presidencial 2016.
Con 18 meses restantes de control republicano del Congreso, el presidente de la Cámara John Boehner (R-Ohio) y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky), podrían hacer un gran favor a su partido, alineando los votos para aprobar un paquete de reforma migratoria. Eso cambiaría la dinámica de la campaña al permitir que los republicanos tomen el crédito por poner fin al estancamiento y hacer que la reforma migratoria sea una realidad.
De todos los pre candidatos, Jeb Bush y Marco Rubio, son los que mejores posiciones tienen, dice. Aún así dejan mucho que desear.
Bush habla de más visas para inmigrantes capacitados; Rubio inicialmente ayudó a redactar una ley de reforma en el Senado, pero eso fue hace rato y ahora él “descarta los logros bipartidistas del proyecto de ley del Senado”.
¿De qué sirve tener control de ambas cámaras del Congreso si los republicanos ni siquiera pueden ayudarse a sí mismos para sentar las bases del debate en la campaña presidencial?, pregunta.