BOGOTA. Por Luis Fernando Parra. Especial para El Molino. Después de que el Procurador General de la Nación suspendiera por tres meses al Alcalde Mayor de la ciudad, Samuel Moreno Rojas,  y otro tanto hiciera la Contraloría General con la cabeza de la más importante entidad estatal de la ciudad, el Instituto de Desarrollo Urbano, asunto que motivara su renuncia inmediata, todo mientras se investiga la participación del primero en asuntos de corrupción administrativa, que ya tocan el nivel nacional y a la pasada administración de Álvaro Uribe, la ciudad se ha sumido en una especie de limbo, a la espera del inicio de la ya próxima jornada electoral que elegirá al sucesor del cuestionado Alcalde.

Las numerosas obras que actualmente se adelantan en la ciudad, y especialmente la de una de sus principales vías, la calle 26,  avanzan a un ritmo que ya desespera a los bogotanos, quienes aún no alcanzan a vislumbrar quien debe ser el sucesor de este Alcalde, elegido en una extraña coalición de dos partidos: de oposición, Polo Democrático Alternativo, PDA, y del populista y clientelista movimiento ANAPO, (cuya cabeza se encuentra en manos de la poderosa familia Rojas, descendiente directa del cuestionado dictador del siglo pasado, general Gustavo Rojas Pinilla).

Y mientras el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se apresta a designar el sucesor temporal del Alcalde, ha cuestionado la legitimidad de la terna enviada a su consideración  por parte del PDA, en cumplimiento del mandato legal que así lo estipula, designando a la Ministra de Educación como encargada de la ciudad.

Lo cierto es que hoy, los bogotanos se preguntan cómo en tan poco tiempo parece haberse desvanecido lo que en más de una década había logrado construirse en la ciudad. ¿Acaso pura ilusión?

Fotografía de L.G. Cano

Bogota suspendida