La violencia es un elemento fundamental en la obra de Luis Cruz Azaceta, reconocido pintor cubano que ha pasado la mayor parte de su vida en EUA — treinta y pico de años en New York y otros muchos en New Orleans, donde gracias a la amistad mutua con Iván Acosta (otro reconocido artista cubano) El Molino pudo pasar unos gratos instantes con él.

Telas de Cruz Azaceta cuelgan en las grandes colecciones de los grandes museos de EUA y el resto del mundo. Y en ellas, el artista que encaja dentro de la escuela del neo expresionismo, ha plasmado su reacción a los estragos que en los seres humanos causa la violencia — ya sea producto de la represión política, de una implacable ciudad, el SIDA, el crimen,o la salud mental.

Con frecuencia, Cruz Azaceta es entrevistado por medios de amplia difusión, es invitado a seminarios, charlas, eventos culturales, exposiciones. En muchas partes, menos en Cuba, la tierra que lo vio nacer y a la cual no ha regresado desde 1960, el año en que emigró. “Fui parte de la primera ola” de refugiados de la revolución.

Cruz Azaceta trabaja desde su estudio en un sitio remoto de fábricas, galpones y muelles en la ciudad de New Orleans, al cual se desplaza en una camioneta “pickup” similar a muchas en esta ciudad — pero sin el rifle colgado en la ventana de atrás: En vez, con frecuencia llega repleta de deshechos de la urbe que él recicla para incluir en sus creaciones.

Por estos días, Cruz Azaceta está preparando nuevos trabajos que involucran juguetes, los cuales se evidencian en su estudio.

Este bloguero pasó un rato involvidable con Cruz Azaceta, quien amablemente mostró cuadros, dibujos, esculturas, carátulas de discos, instalaciones. Y, entre carcajadas, recuerdos nostálgicos y observaciones sobre el actual estado del mundo, compartió cómo un día hace décadas, un joven artista aventado y sin temor a nada ni nadie, supo abrirse él mismo un espacio entre los grandes de Manhattan.

 

 

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