Imagen via Vanity Fair
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Por más que se trate de sepultar el pasado, el nombre Monica Lewinsky estará para siempre vinculado con Bill y Hilary Clinton.

El romance entre la joven interna y el hombre más poderoso del mundo, en los mismos corredores de la Casa Blanca, llenó los titulares durante meses con sórdidos detalles, como el traje azul manchado con semen presidencial, que se discutieron ad nauseum.

Tanto por los que querían usarlos para destruir a Clinton. Como los que acusaban a otros de usarlos para destruir a Clinton.

Ahora otro Clinton y otra Monica Lewinsky están en el escenario: Hillary, que en el primer acto fue la esposa engañada y ahora se perfila como portaestandarte del partido demócrata para la elección del 2016; y Mónica, quien durante décadas ha tenido que lamerse las heridas de su indiscreción juvenil.

La revista Vanity Fair ha abierto sus páginas a Monica Lewinsky quien publica una extensa nota, la cual saldrá en la edición de junio, algo que curiosamente coincidará con el lanzamiento del libro de Hilary Clinton “Hard Choices”, en preparación de la campaña ya que en EUA la última moda es que cada candidato escriba su propio libro.

Vanity Fair da un anticipo sobre la nota de Monica Lewinsky.

“Este es el momento de enterrar la boina y el vestido azul. Yo personamente lamento profundamente lo que sucedió entre el presidente Clinton y yo”.

“El rumor en algunos circulos es que los Clinton deberieron haberme pagado; de no ser así, ¿por qué me habría abstenido de decir la verdad? Le puedo asegurar que no podría haber nada más lejos de la verdad”.

Fue un romance entre dos adultos con consentimiento mutuo, dice. Aún así, la humillación pública que se derivó alteró su vida: “Seguro, mi jefe se aprovechó de mí, pero siempre quedaré firme sobre este punto: fue una relación con mutuo consentimiento. Cualquier ‘abuso’ vino después, me convirtieron en un chivo expiatorio para proteger su poderosa posición … La administración Clinton, los esbirros del fiscal especial, los cuadros de ambos partidos políticos, los medios — todos me marcaron. Y esa marca quedó conmigo, en parte, porque venía cargada de poder”.

Dice que fue básicamente imposible para ella obtener un empleo, no obstante su preparación universitaria.

Señala que a raíz del caso de Tyler Clementi, joven de 18 años que se suicidó después de haber sido filmado sin su conocimiento mientras besaba a otro hombre, ella decidió sacar la cabeza “Mi propio sufrimiento tuvo otro significado. Quizás al compartir mi historia, pensé, lograré ayudar a otros en el momento más negro de su humillación. La pregunta se convirtió en ¿cómo le encuentro propósito a mi pasado”.

Dice que cuando en 1998 reventó la noticia de su romance con Clinton, no solo fue quizás la persona más humillada en el planeta sino que, además, “Gracias al Drudge Report, fui quizás la primera persona cuya humillación global fue impulsada por internet”.

Piensa ayudar a las víctimas de humillación y hostigamiento en línea y hablar sobre el tema en foros públicos.

Enlace a Vanity Fair con datos de cómo obtener la entrevista, tanto en versión oral como escrita.