En las guerras de internet, en ElMolinoonline.comEl conflicto entre dos gigantes de internet por lo que en última instancia son los datos de usuario de millones de personas a través del mundo se elevó al nivel de comedia con el burdo fracaso de una campaña anónima de Facebook de calumniar a su némesis Google

El pobremente concebido esquema, que constituye serias violaciones de ética profesional, lo explica Dan Lyons en Daily Beast. Dice que “alguien” contrató a Burson-Marsteller, una de las grandes compañías de relaciones públicas, “para que le ofreciera artículos anti-Google a periódicos, instándolos a que investiguen acusaciones de que Google invade la privacidad de la gente”.

Dice que la compañía — que se negó a decir a cuál cliente representaba — incluso propuso ayudar escribiendo los artículos y se comprometió a colocarlos en The Washington Post, Politico y The Huffington Post.

Luego se supo que ese “alguien “era Facebook.

Dos antiguos reporteros, que ahora trabajan en el campo de las relaciones públicas, participaron en el esfuerzo, señala Lyons. Pero el esquema se desarmó cuando un periodista contactado, en vez de colaborar, decidió hacer públicos los correos.

Caras rojas de ira y vergüenza, seguidas por recriminaciones: “Un portavoz de Facebook confirmó anoche que su compañía ha contratado a Burson mencionando dos razones: primero, cree que Google está haciendo cosas en las redes sociales que causan preocupaciones en cuanto a privacidad; segundo y quizás más importante, Facebook está molesto con los intentos de Google de usar datos de Facebook en su propio servicio de redes sociales”.

Facebook luego entregó una declaración a Wired negando que hubiera pedido una campaña calumnias (“smear” de untar).

Entonces,  Burson-Marsteller (violando una regla tan vieja como la misma industria que es “la ropa sucia se lava en casa”) denunció los intentos de mantener el anonimato de su antiguo cliente, “Esta no es una práctica normal de funcionamiento y va en contra de nuestras normas y bajo dichas circunstancias el proyecto debió haberse rechazado”.

“Al hablar con los medios necesitamos adherirnos estrictamente a las prácticas de transparencia de los clientes”, dijo.

Según Lyons, la compañía de relaciones públicas usó el argumento de “‘solo cumplíamos órdenes’ al contradecir la declaración de Facebook de que ninguna ‘campaña de calumnias’ se había autorizado o perseguido'”.

Al fin de cuentas, queda expuesta una guerra sucia –¡acusaciones anónimas!– en la que se desvanecen las divisiones entre periodistas y relaciones públicas, en la cual la ética no existe ya ni como concepto, y cuando las cosas se ponen color de hormiga la consigna es ¡sálvese quien pueda!

Ahora bien, para los lectores que se pregunten, ¿por qué pelean ambas compañías? la respuesta es la de siempre. Si no es sexo, es plata: y la información que millones de usuarios a través del mundo proveen a ambos gigantes de internet es una mina de oro para hacer comercio con ellos.

Artículo en inglés