Más de 200 personas murieron este miércoles por las lluvias torrenciales en los municipios de Nova Friburgo, Teresópolis y Petrópolis, en el estado brasileño de Río de Janeiro, donde caudalosos lodazales corrían cuesta abajo por las empinadas montañas se llevaron barriadas enteras.
Igual que el año pasado, el costo humano y material ha sido desvastador.
Según la BBC, cables de electricidad y líneas telefónicas se han caído en los tres pueblos y no hay agua potable.
Además, las principales carreteras han sido cortadas por las inundaciones y deslizamientos de tierra, creando enormes congestiones de vehículos, agravando aún más la situación.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, ha pedido helicópteros a la marina para transportar los equipos de socorristas a la zona.
Un residente describió la situación a las afueras de Petrópolis como un “mar de lodo”.