Con esta nueva tendencia, podría decirse que los que mejor viven en el mundo son los suecos.
Se llama “Lunch Beat” y consiste en pasar la hora del almuerzo bailando en uno de los clubes de Estocolmo, con luces de disco y todos los aderezos.
Definitivamente más sabroso que un sándwich o una sopa.
Escribe Louis Peitzman en Gawker que comenzó hace 2 años, con una docena de personas. Actualmente, cientos de personas asisten mensualmente a un “Lunch Beat”.
Lo mejor, parece, es que se está esparciendo por el viejo continente.
Es un evento organizado, señala, como todo lo europeo. Las reglas son pocas y simples, pero las hay: no se permite el alcohol y el que vaya tiene que bailar (“Si no quiere almuerzo bailable, opte por otro sitio”).
Solo eso.
El precio de entrada incluye un sandwich, dice.
Agrega que el evento crea una especie de democracia laboral durante el período de almuerzo que borra toda distinción de puestos y salarios, y la gota del sudor une a ejecutivos y trabajadores.
¿Será que con una bailadita se pueden reconciliar el 1% con el 99%?
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