¿Quiénes fueron y qué buscaban los hackeros que entre julio y agosto ingresaron a los computadores de JP Morgan, el banco más grande en EUA, y registraron los archivos de 83 millones de familias?
Eso es lo que hasta el momento se siguen preguntando las autoridades bancarias y de la inteligencia en EUA.
Escriben Matthew Goldstein, Nicole Perlroth y David E. Sanger en el New York Times que,
La magnitud de los ataques — y la falta de claridad sobre si se trataba de un intento de robar de las cuentas o de demostrar que los hackers podían penetrar incluso las instituciones financieras estadounidenses mejor protegidas — ha dejado a los funcionarios de inteligencia de Washington y los responsables políticos mucho más preocupados de lo que reconocido en público. Algunos funcionarios estadounidenses especulan que tenía la intención de enviar un mensaje a Wall Street y a EUA acerca de la vulnerabilidad de la red digital de una de las instituciones bancarias más importantes del mundo.
Dice el Times que el mismo grupo también penetró la seguridad de otras 10 instituciones financieras.
Sostiene que están basados en Rusia y podrían tener algún tipo de vínculos con el gobierno ruso.
Especulan que pudo ser represalia a las sanciones impuestas sobre Rusia por la situación en Ukrania.
Que tal vez intentaban robar o sino vender información.
Dice el Times que los hackeros lograron obtener nombres, direcciones, números de teléfono y direcciones de correo electrónico de los dueños de las cuentas, aunque sostiene que lo lograron alcanzar datos financieros o personales.
El equipo de seguridad del banco, continúa la nota en el Times, descubrió el ataque a fines de julio y comenzó a bloquearlo, aunque no lograron hacerlo completamente hasta mediados de agosto, que fue cuando el banco comenzó a evaluar las reales dimensiones.
El ataque vino a menos de seis meses de que el banco hubiera cambiado su equipo de seguridad cibernética agrega el Times.
El único consuelo parecería ser que “pudo ser peor”.
Foto cortesía mike fisher via flickr