Michael FlynnComo al proverbial “Tigre de Santa Julia”, que se encontaba sentado en su “trono” con los pantalones abajo cuando las autoridades llegaron por él, así sorprendió a la Casa Blanca el 1 de diciembre la noticia de que Michael Flynn, el ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump, se había declarado culpable de mentir al FBI sobre sus comunicaciones con Rusia.

Esta declaración de culpa conlleva el compromiso del ex general de tres estrellas de colaborar con la investigación que se inició en marzo y ha perseguido a la Casa Blanca desde entonces.

Flynn se declaró culpable de solo un cargo — mentir al FBI — luego de ser investigado por múltiples ofensas, entre ellas el posible secuestro de un disidente turco, lavado de dinero y otras ofensas relacionadas con grandes cantidades de dinero que recibió de Rusia y Turquía, sin registrarse como agente de estas naciones.

(Irónicamente, durante la convención del partido republicano el verano de 2016, Michael Flynn agitó a los delegados, dirigiendo un coro de “Métanla presa, métanla presa”, en referencia a Hillary Clinton y sus presuntos crímenes. El 1 de diciembre, al llegar al tribunal en la capital, algunos le gritaron, “Métanlo preso, métanlo preso”).

Los documentos de la imputación señalan que Robert Müeller, el Fiscal Especial que investiga a la Casa Blanca, ha escarbado material suficiente para formular cargos mucho más serios, pero ha llegado a un acuerdo para que colabore en la investigación. Esta es una táctica que con frecuencia han usado fiscales estadounidenses para desarticular redes criminales.

Flynn es un pez gordo, dijo un comentarista por TV. Pero hay otros peces más gordos a quienes él puede llevar a las redes del Fiscal Especial Müeller. Estos serían, el yerno del presidente Trump, Jared Kushner; el vice presidente, Mike Pence; el fiscal general de la nación, Jeff Sessions. Y el mismo presidente Trump.

Michael Flynn es el personaje más cercano al presidente en las dos investigaciones que persigue Müeller, que son colusión entre la campaña presidencial Trump 2016 y Rusia; y obstrucción a la justicia cuando el presidente intentó presionar al director del FBI (y más tarde a algunos senadores republicanos) para que suspendiera la investigación.

Michael Flynn fue uno de los primeros en apoyar a Donald Trump candidato. Recorrió el país de cabo a rabo en el avión de la campaña.

Durante la primera reunión del equipo Trump luego de su sorpresiva victoria en Noviembre 2016, la hija del presidente, Ivanka Trump, elogió la lealtad de Flynn y dijo, “Qué trabajo quiere Ud. en la administración, mi general?”. Así de cercano era él al presidente y su familia.

Esta es la primera vez que la investigación sobre la Casa Blanca implica a alguien directamente vinculado al presidente. La administración se había distanciado de otros — como Paul Manafort y Rick Gates (imputados), y George Papadopoulos, quien se declaró culpable. Pero a Flynn no lo pueden negar.

La idea de que Flynn está colaborando con los investigadores significa que los investigadores tienen en su mira a otros en las cúpulas de poder. Y ello podría implicar al presidente.

Flynn ha jurado que él coordinó con el equipo de transición del presidente y recibió órdenes de un superior para que le comunicara al gobierno de Rusia que cuando ellos tomaron el poder suspenderían las sanciones anunciadas por la administración Obama. Es una violación de la ley realizar labores diplomáticas sin autorización. Mentir al FBI también lo es.

Ese superior ha sido identificado como Jared Kushner, yerno del presidente.

Flynn se declaró culpable de una ofensa criminal que tuvo lugar en la Casa Blanca — mentir al FBI. Y por algo que pudo haber hecho durante la campaña.

Trump presuntamente pidió al entonces director del FBI James Comey que suspendiera la investigación de Flynn. De ahí se deriva la investigación sobre la obstrucción a la justicia.

La noticia ha sido un baldado de fría realidad a la administración, cuyo abogado Ty Cobb venía diciendo que la investigación estaba a punto de concluir. Sucedió un 1 de diciembre, cuando el Senado aprobaba un proyecto de ley de cambios al sistema tributario del país, siendo ésta la primera victoria legislativa para una presidencia que no tiene mucho que mostrar en ese campo.

El presidente tenía mucho que celebrar.

Sin embargo casi nadie lo vio ni lo escuchó ese día.