Horrorizado, el mundo sigue la brutal carnicería en el Medio Oriente desencadenada por los extremistas del llamado Estado Islámico, o califato, que busca imponer un régimen religioso medieval en una franja de territorio que abarca a Irak y Siria.
Ello a miles de millas de distancia de EUA y nuestro hemisferio.
Sin embargo, hay otro grupo de similar brutalidad, que ha bañado en sangre una nación hermana a un nivel semejante, sino peor.
Y la prensa occidental dice muy poco al respecto.
Esa nación es México.
Los verdugos son los llamados carteles de la droga y ello lleva a que Musa al-Gharbi de Al Jazeera pregunte si “A EUA les preocupan las atrocidades o el hecho de que los causantes sean musulmanes”.
Según cifras de las Naciones Unidas, este año en Irak casi 9,000 civiles perdieron la vida y 17,386 resultaron heridos — la mayor parte desde junio. Súmele a eso varios miles en Siria, dice.
En México, a los carteles se les atribuye la muerte de 16,000 personas en el 2013. Entre el 2006 y el 2012 alcanzan a los 60,000, lo cual equivale un asesinado cada media hora.
“Peor aún”, dice, “es que estos son cálculos del gobierno mexicano, conocido por minimizar el verdadero saldo en muertes por un 50%”.
Lo deja a uno pensando, ¿verdad?
