Barack Obama, el hombre que alcanzó la presidencia de EUA denunciando la manera como la previa administración de George Bush había mentido, engañado y lanzado al mundo a una incesaria y brutal guerra en Irak, está haciendo las mismas.
Esta vez en Siria.
Pero, al menos en lo referente al apoyo del público y otros gobiernos, no es tan fácil. “Slam duna”, frase de basquetbol, que se empleó en aquellos días del 2002 y 2003.
Inglaterra no va: eso dijo ayer el parlamento a David Cameron.
Francia socialista de François Hollande si va.
Ahora, una encuesta de NBC News indica que el 80% de los participantes quiere que el presidente obtenga apoyo del congreso antes de lanzar el primer tomahawk. (Misil, no el hacha de los indios).
La administración informó a 26 congresistas — de 435 entre senadores y miembros de la Cámara — sobre la evidencia que, según la inteligencia de EUA, prueba que fue el gobierno de Bashar al-Assad el que envió los gases mortales que presuntamente mataron 355 personas.
Unos ven gato encerrado en la evidencia. Otros dicen que EUA debe mantenerse fuera.
Apesta a las WMD, o armas de destrucción masiva.
¡Quién lo fuera a pensar!