Medio OrienteLa administración Obama mira al Medio Oriente a través de la óptica del antiterrorismo –desde la persecución a al Qaeda al nuevo enfoque contra el llamado Estado Islámico (o ISIS), a sus campañas de drones en Paquistán y su campo de refugiados en Guantánamo, Cuba.

Esta política, sostiene Daniel L. Byman en Brookings impone serios límites a la política de EUA hacia la región.

El antiterrorismo como base de la política estadounidense en el Medio Oriente se inició durante la administración Bush como reacción a los ataques terroristas de septiembre 11, 2001.

Sobre la base de los esfuerzos posteriores al 9/11 de la administración Bush, el presidente de EUA Barack Obama ha establecido una maquinaria de seguridad nacional experta en identificar y desarticular las redes terroristas. Gran parte de la estrategia de EUA se basa en una campaña de inteligencia que implica la asociación con países por todo el mundo para reunir información sobre los principales sospechosos de terrorismo. En los casos en los que el gobierno de EUA no puede arrestar a los terroristas, los mata mediante ataques por drones o por otras acciones directas.

El éxito de estos esfuerzos es notable contra groups como al Qaeda, dice la nota, cuyas células y redes han sufrido serios golpes a través del mundo.

Pero ubicar el antiterrorismo al centro de la política de EUA hacia la región tiene serias limitaciones.

Un enfoque en la lucha contra el terrorismo por lo tanto exagera la amenaza terrorista, sesgando en EUA el debate público sobre asuntos de seguridad nacional. Desde el 9/11, se han realizado menos ataques terroristas en suelo estadounidense de los que tuvieron lugar durante la década de 1970, un período que ahora se considera de relativa calma. El ataque de 2012, sobre la instalación diplomática de EUA en Bengasi, que resultó en la muerte de Christopher Stevens, el embajador estadounidense en Libia y otros tres estadounidenses, también fue precedido por numerosos atentados anteriores al 9/11, varios de los cuales fueron mucho más sangrientos. Pero ninguno de estos hechos parece haberse grabado en la memoria del público estadounidense. El ataque de Bengasi ha recibido más atención que la política de EUA sobre Siria, donde el actual conflicto ha matado a más de 200,000 personas y desestabilizado franjas enteras del Oriente Medio. En los ojos del público, ambos eventos fueron oscurecidos por el bombardeo de 2013 en la maratón de Boston, en el que murieron tres personas en la explosión. Y mirar a las encuestas de la opinión pública norteamericana, se podría pensar que ISIS ha librado una campaña terrorista masiva y exitosaen suelo estadounidense. Ni siquiera ha intentado.

El artículo agrega que el Medio Oriente es una región demasiado compleja para utilizar como único modelo la lucha contra el terrorismo. Además de prevenir ataques es imperativo comprender las dinámicas de las guerras civiles, las causas de los conflictos actuales y futuros, tanto para ayudar a resolver como ayudar a prevenir.

Y todo esto es una carencia clara de la política que EUA viene implementando hacia el Medio Oriente desde los ataques de 9/11.

Artículo en inglés