Inauguración del presidente TrumpFue una fiesta como pocas en una capital conocida por sus fiestas. Una serie de celebraciones en la que se gastaron más de US$100 millones. Ahora esos gastos están siendo investigados por posible corrupción y nueve evidencia publicada por Pro Publica podría respaldar la acusaciones de abuso y violaciones de la ley.

El comité está siendo bajo la lupa de fiscales federales en New York bajo sospecha de posible lavado de dinero, contribuciones ilegales y planes de comprar acceso al presidente.

Según informa Pro Publica, es posible que el comité hay pagado una tarifa muy por encima de la del mercado por alquilar el espacio para realizar eventos en el Trump International Hotel. Un portavoz del comité confirmó que la 58ava Comisión Presidencial Inaugural, establecida legalmente como organismo sin fines de lucro, pagó al Trump International Hotel US$175,000 diarios por el espacio. Si se considera que el comité ha pagado una tasa que excede la del mercado, ello podría violar las leyes fiscales, según los expertos. La ley fiscal prohíbe a las organizaciones sin fines de lucro pagar precios inflados a grupos que son propiedad de invididuos que también influyen en las actividades de la organización sin fines de lucro.

“Cada organización legítima sin fines de lucro está muy preocupada por esto”, comenta Doug White, un experto por muchos en lo referente a organizaciones exentas de impuestos. “Se está beneficiando a un individuo particular y está utilizando la organización sin fines de lucro para hacerlo”. El comité inaugural de Trump gastó más de US$100 millones, casi el doble de la cantidad gastada en la inauguración de Barack Obama en 2009, que también había sido una inauguración costosa.

Pro Publica también informa que “La firma de inversión fundada por el presidente del comité inaugural de Donald Trump, Tom Barrack, desarrolló un plan para beneficiarse de sus conexiones con la administración entrante y los dignatarios extranjeros, según una nota confidencial obtenida por WNYC y ProPublica”. El objetivo era “cultivar estratégicamente relaciones domésticas e internacionales” sin dar la impresión de que estaban haciendo lobbying o cabildeo

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