Pasada una semana desde el dramático arresto de Dominique Strauss-Kahn en New York, Francia sigue empecinada en que se trata de un complot por parte de sus enemigos políticos, informa desde París Elaine Ganley en la Associated Press.
Cita los resultados de una encuesta indicando que la mayoría de los franceses, un 57 por ciento, cree que ha sido un truco sucio, uno de muchos que con frecuencia se ven en el panorama político galo.
“En una nación donde la cultura política está salpicada de golpes bajos, donde la gente cree que los políticos harán cualquier cosa para mantener sus privilegios y donde la aprobación del presidente Sarkozy están cayendo a pico, un complot contra el poderoso jefe del FMI parece verosímil para muchos”.
Algunos comentaristas, dice la AP, cuestionan cómo entró la mucama sola a una habitación ocupada, señalando que los hoteles de ese nivel tienen normas muy estrictas: tocar, esperar, anunciarse, volver a tocar, y después entreabrir la puerta.
Otros habían mencionado días antes que se estaba lanzando una campaña contra la imagen de Strauss-Kahn, con fotos montando en un auto de lujo y acusaciones de que usaba trajes de US$35,000.
Además, preguntan, ¿por qué llamó al hotel a averiguar si habían encontrado su teléfono celular? ¿Por qué no pagar por una prostituta en vez de violar a una mucama?
Luego, agrega, están los precedentes de la política nacional.
Por ejemplo, Dominique de Villepin, el antiguo primer ministro, se encuentra en un pleito basado en las acusaciones de que estaba al tanto de una serie de trucos sucios contra Sarkosy en el 2004, intentando sabotear su campaña electoral del 2007.
Apunta que las dudas persisten sobre el suicidio de Francois de Grossouvre, en el Palacio del Eliseo en 1994, durante la administración socialista de Francois Mitterrand.
Igualmente, muchos cuestionan quien en realidad disparó el arma en el suicidio del antiguo primer ministro Pierre Beregovoy.
“En este momento de la investigación, la hipótesis de una manipulación no puede descartarse”, lMichele Fize en Le Monde del domingo.
Foto cortesía de peromaneste via flickr