Memento mori, David Petraeus, memento mori.

Estudioso de la antigüedad, el general Petraeus, pudo haber recordado los días de Roma imperial.

Para los romanos el Triunfo era tanto un momento de celebración como de reflexión.

Mientras que por las vías del antiguo imperio entraban las legiones cargadas con los frutos de la guerra, el general victorioso desfilaba con una corona de laureles ante la ciudadanía que le enaltecía.

Pero en medio de la orgía de la celebración — y esta gente si que sabía celebrar — el general victorioso tenía tras de si a un esclavo que le decía, “Memento mori” — recordándole que después de todo él era mortal.

Esto parece haberlo olvidado David Petraeus, general de cuatro estrellas que jugó un papel clave en las guerras estadounidenses de Irak y Afganistán, para luego ser nombrado Director de la CIA, organización de la cual ha salido en desgracia.

Aunque condecorado como pocos generales de EUA en tiempos recientes, Petraeus nunca tuvo una desfile triunfal sencillamente porque las guerras de Irak y Afganistán no resultaron en victorias.

Es más se les considera casi unánimemente un desastre político y militar.

Aún así, David Petraeus, en la tradición de un país del cual 10 generales han asumido la presidencia, adquirió dimensiones míticas.

Su nombre siempre se mencionaba en un marco de reverencia en el cual, dada la incapacidad de mencionar las inexistentes victorias, se discutía su contribución a la doctrina militar estadounidense.

Periódicamente surgían rumores de que iba a perseguir la nominación del partido republicano para la presidencia.

Seguido de más elogios — cenas, medallas, invitaciones, conferencias.

Mucho indica que David Petraeus sucumbió ante el hibrisὕϐρις, esa arrogancia desmesurada, excesivo y exagerado orgullo o confianza en si mismo que tanto torturó a los griegos.

Su romance con Paula Broadwell es, en nuestra opinión, muestra de ello.

Aunque creemos que es asunto personal, no deja de llamarnos la atención que anduviera — por bastante rato y en varias partes del mundo — con su propia biógrafa.

Las biografías de los grandes hombres y mujeres se escriben con la imparcialidad del tiempo y el espacio.

Lo demás no es sino un trabajo de adulación; y prestarse a ello bastante es cuestionable.

Memento moris, David Petraeus, memento moris.

Carlos F. Torres

New York, 14 de noviembre del 2012