Los partidarios de Donald Trump. Frank Luntz publica en Financial Times sus observaciones con partidarios de Donald Trump, el precandidato republicano cuyo provocador lenguajes le ha puesto en la cabeza de las encuestas.
La bilis de Trump, dice la nota, es como un elixir para sus partidarios.
La simple verdad es que mientras más provocador sea su lenguaje, más profundo y apasionado será su apoyo. Él no es tonto; hay un método en su proverbial locura. El señor Trump dice a las crecientes legiones que le escuchan lo que decenas de millones de estadounidenses ya están pensando. Respétenlo o desprécinlo, el hombre ha tocado un nervio.
Pasé tres horas en un grupo focal diálogo profundo con 29 partidarios de Trump. El fenómeno de “El Donald” tiene sus raíces en una psique mucho más profunda y de mayor consecuencias que las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. Su apoyo denota una desconfianza permanente y falta de respeto en la élite gobernante. A estas personas no les gusta que Washington o Wall Street les diga lo que es mejor para ellos, no les gusta la dirección hacia dónde va EUA, y desprecian al presidente Barack Obama y su (percibido) círculo de santurrones sordos, partidarios en el gobierno.
Los votantes Trump no solo tienen rabia — quieren venganza. Hábilmente, Trump ha llenado el vacío de la ira, estableciéndose como atrevido, temerario, el portavoz de las masas frustradas, alguien que no toma prisioners. Ellos lo ven como el antídoto a todo lo que Obama ha hecho mal en EUA. Así que para entender por qué millones aman Sr. Trump tanto, uno tiene que dar un paso atrás y escuchar por qué odian tanto a Obama.
Entre las quejas que escuchó en el grupo de partidarios de Trump se incluyen acusaciones de que Obama no es cristiano, no ama a su país, sus valores son diferentes a los de la nación. Trump ha logrado sobrevivir los ataques por parte de los medios, explica la nota en FT, porque vienen de una institución que para ese segmento ha perdido toda credibilidad.
