Todo el mundo sabe lo furiosos que pueden llegar a ser los perros pitbull y, de hecho, según cifras del departamento de salud de New York, fueron responsables por 815 de las 3,609 mordidas que se reportaron ante las autoridades el año pasado.

Lo que si sorprende es que los perritos falderos, como shih tzus y chihuahuas, estén entre los cinco primeros en la lista de un año récord en mordidas de perros en una ciudad que, además, tiene que bregar con los mordiscos de los chinches de cama.

Escriben Lorena Mongelli y Kevin Fasick en el New York Post que después del pitbull clasificaron el rottweiler, el shih tzu, el chihuahua y el poodle.

Tras la ferocidad los pequeños caninos”, explican, está lo que llaman “El efecto del ‘pobre perrito rico’, donde la gente lleva a sus perritos a las tiendas y los vendedores comienzan a tocarlos. Muerden a sus dueños y se ponen agresivos con los extranjeros”.

Unos dicen que es el complejo de Napoleón: tratan de compensar con su furia su diminuta estatura. No hay tal, dice un entrenador “Los perros no saben lo pequeños que son. Sean un chihuahua de cinco libras o un labrador de 100, actúan instinctivamente”.

Complejo napoleónico o instinto, lo más prudente es no tender la mano a perro ajeno.

Artículo en inglés

Foto cortesía de justin ruckman via flickr