El lunes 23 de julio fue el día más sangriento en Irak en los últimos dos años, con la muerte de por menos 106 personas en una serie de 15 ataques coordinados en diversos puntos del país.
Informa la Associated Press que hace solo unos días el líder de la facción de Al Qaeda Irak había declarado la nueva ofensiva intentando aprovechar la desorganización del gobierno que en su retirada EUA está dejando en Bagdad.
La violencia del lunes, según la AP, sugiere que Al Qaeda es mucho más poderosa de lo que admiten funcionarios de EUA y del gobierno de Irak.
Los ataques se concentraron en las fuerzas de seguridad y las oficinas gubernamentales.
En la norteña población de Udaim, tres vehículos llenos de combatientes atacaron una base militar matando a 13 soldados antes de escapar, dice.
Pero, según la AP, la peor parte de la ofensiva se centró en Taji, a unos 12 kilómetros al norte de Bagdad, donde 41 personas murieron después de que bombas explotaron en torno a cinco edificios y, al acudir las autoridades para ayudar, fueron atacados por un comando suicida.
Unas 200 personas han resultado heridas en los ataques, dice.