Jueces a través de España están investigando los casos de cientos de bebés secuestrados al nacer y vendidos durante un periodo de cuarenta años por una red de traficantes que incluía doctores, enfermeras y en algunos casos monjas, escribe Raphael Minder en el New York Times.
Dice que el crimen que puede incluir a miles de víctimas puede haber comenzado como una venganza política contra los opositores de Francisco Franco, evolucionando con los años a una extensa operación criminal.
Agrega el Times que encabeza el esfuerzo por estas investigaciones ANADIR, la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares. A raíz de una demanda presentada en enero, el fiscal general de la nación Cándido Conde-Pumpido anunció en junio que se estaban examinando 849 casos, con la evidencia de 162 de ellos indicando que tuvieron lugar plagios, dice.
Según el escenario que describe el Times, poco después del parto, se apartaba al bebé de su madre y anunciaba que había muerto. Ese bebé era luego vendido.
Con números “que podrían eventualmente alcanzar los miles, están sacudiendo a un país todavía estremecido por los terrores hablados y silenciosos de la guerra civil española de 1936 al 39 y el gobierno de Franco”.
Antonio Barroso, presidente de Anadir, señala que con el tiempo España se convirtió en un punto de distribución para bebés robados, muchos de los cuales terminaron en el exterior. Barroso, él mismo apartado de recién nacido, dice que su madre lo compró de una monja hace 42 años.
Hasta el momento, agrega el Times, algunas personas han logrado encontrar a sus padres pero han optado por mantenerse en el anonimato.
Padres de niños robados, apunta, visitan cementerios intentando encontrar las tumbas de sus hijos.
Dice que algunos padres dejaron a los hospitales que se ocuparan de los entierros de sus hijos presuntamente muertos porque sus pólizas de seguro no cubrían estos gastos, otros porque, no obstante sus sospechas, no tenían la educación para cuestionar a los empleados de la salud.
Otros, porque durante el franquismo, “Sencillamente no se cuestionaba lo que te decía un funcionario”.
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