Cristianos a punto de ser devoradosEs una imagen que llevamos grabada profundo en el subconsciente pero que podría haber sido una exageración, adornada y elevada hasta niveles que la alejaron de la verdad: cientos de cristianos devorados por fieras salvajes en un circo romano.

Esta noción clave para la historia del cristianismo tuvo muy poco que ver con la realidad, según sostiene Candida Moss en su libro The Myth of Persecution: How Early Christians Invented a Story of Martyrdom, que reseña Laura Miller en Salon.

Moss es profesora del Nuevo Testamento y principios del cristianismo en la universidad de Notre Dame.

Su libro escarba la historia de los primeros días del cristiano y encuentra una serie de inconsistencias en los relatos.

Basándose en fuentes primarias que han sobrevivido más de 1,500 años dice, por ejemplo que entre el 303 y el 306 tuvo lugar una campaña anti cristiana en en Roma. Pero ello resultó en que los cristianos fueran retirados de sus puestos como funcionarios públicos, no que se los merendearan los leones. Igualmente, dice, si ocupaban cargos públicos debían haber tenido cierto nivel de respeto en la sociedad de entonces.

No niega que haya habido ejecuciones. Pero, después de todo dice, la pena capital se implementaba con cierta normalidad en aquellos días, incluso por ofensas mínimas.

Pero no fue una campaña sistemática a lo largo de siglos, sostiene.

“La idea de la iglesia perseguida es casi en su totalidad el invento del siglo cuarto y después”, escribe. Este fue, significativamente, un período durante el cual la iglesia ya se encontraba “políticamente segura”, gracias a Constantino. Sin embargo, en lugar de ofrecer un relato veraz de los primeros años del cristianismo, los eruditos y clérigos del siglo IV produjeron cuentos de violencia horrible y sistémica. Estas historias fueron sutilmente (y no tan sutilmente), utilizadas como propaganda contra las ideas heréticas de otras sectas. Para los creyentes que personalmente se encontraban relativamente seguros, también era una llamativa pero a la vez horrible forma de entretenimiento, que Moss compara con habitantes de los suburbios contemporáneos deleitándose en una película de terror.

Artículo en inglés 

Imagen: La última oración, por Jean Léon Gérôme 1824-1904, via Wikipedia