La gente está sufriendo, incluso muriendo, a causa de falsos resultados médicos basados en serios errores en la investigación médica, dice Sharon Begley en un extenso artículo en Newsweek.

El problema, dice, surge de que el marco mismo de la investigación médica está descentrado, “Lo cual lleva una y otra vez a resultados que en el mejor de los casos no han sido validados y en el peor están peligrosamente errados”. Ello guía por mal camino a médicos y pacientes, recetando costosos tratamientos con potencialmente nefastas consecuencias.

Estas conclusiones, con reprercusiones de vida y muerte, abarcan desde ensayos clínicos de nuevos fármacos a la genética de vanguardia, mostrando que la investigación biomédica está llena de conclusiones incorrectas, confirma el doctor John P.A. Ioannidis, jefe del Centro de Investigaciones Preventivas de la Universidad de Stanford. Ioannidis está asumiendo la posición de uno los principales destructores de mitos médicos del país.

Explica Ioannidis que los falsos resultados médicos no surgen de charlatanería tanto como errores en las investigaciones médicas.

Basta con dar un vistazo superficial a publicaciones médicas para ver la cantidad de estudios anunciados como positivos y definitivos que con el tiempo han sido desprestigiados. Ejemplo: la vitamina E previene las enfermedades cardiovasculares, afirmación descartada por estudios más rigorosos en 1996 y 2000. Otro ejemplo: las aseveraciones de que el ajo reduce el colesterol bajo. Tercero: un desayuno abundante reduce el consumo diario de calorías. Cuarto: el reemplazo de hormonas combate los riesgos de enfermedades cardiovasculares después de la menopausia.

Básicamente, como dice el título del artículo, casi todo lo que se escucha sobre la medicina es incorrecto.

Aún así, dice, hay conclusiones médicas que han sido validadas con el tiempo y conviene hacerles caso: fumar mata y la obesidad reduce la vida, las carnes de embutidos aumentan el riesgo de algunos cánceres, controlar la presión arterial reduce los riesgos de un derrame cerebral. Y son estas conclusiones — y no los recién acuñados mitos — las que la gente común y corriente debe recordar antes de embarcarse en un nuevo régimen basado en un estudio recién publicado.

Artículo en inglés

Foto cortesía de tibchris via flickr