Lana Peters, nacida Svetlana Stalina (también Svetlana Isosifovna Jugashvili), hija única y última sobreviviente de José Stalin, el brutal líder soviético, murió en Wisconsin, EUA el 22 de noviembre, escribe Douglas Martin en un extenso obituario en el New York Times.
Dice el Times que, durante sus primeros años fue una especie de princesita comunista nacida el 28 de febrero de 1928, apodada “mi pequeña golondrina” por Stalin, quien parecía solo tener ojos para ella.
Miles de bebés recibieron el nombre de Svetlana, dice. También ese fue el nombre de un perfume.
Pero, dice el obituario del Times, esa alegría fue dando lugar a un mundo oscuro, cuando Nadezhada Alliluyeva, su madre y segunda esposa de Stalin, se suicidó.
Svetlana tenía 6 años. No supo la verdad por más de una década.
Durante su adolescencia, la guerra consumió a su padre que se fue distanciando de ella, tornándose en un hombre cruel. Dice el Times que uno de sus hermanos, Yakov, was capturado por los nazis, pero al negarse Stalin a cambiarlo por un general alemán fue ejecutado.
Svetlana estudió historia y trabajó como traductora literaria.
Svetlana tuvo un hijo, Iosif, con su primer marido en 1947 y una hija, Yekaterina, con su segundo en 1949.
Con la muerte de Stalin, y la denuncia de los crímenes de su gobierno, en 1953, Svetlana perdió la mayor parte de sus privilegios, dice.
Cambió su apellido a Alliluyeva.
En 1967, viajó a la India para llevar las cenizas de su amante Brijesh Singh, un comunista hindú.
Allí evadió la policía secreta soviética y obtuvo asilo político en la embajada estadounidense, siendo la asilada soviética más famosa desde Rudolf Nureyev en 1961.
Cuando ingresó a EUA, la administración de Lyndon B. Johnson estaba intentando reducir la tensión con el gobierno soviético y no se dio mucha publicidad al asilo de la Svetlana Alliluyeva.
Más tarde jugaría un papel en la propaganda de la guerra fría, dice.
Una vez en EUA, la policía secreta soviética fraguó planes para asesinarla, dice el Times.
En 1970, al casarse con un estadounidense, obtuvo el nombre de Lana Peters.
En una entrevista en el 2010, dijo que pensaba que padre la amó porque tenía el cabello rojo y era pecosa, como su madre.
Sin embargo, no le perdonó su crueldad. “Me quebró la vida”.
Ni tampoco perdona su legado familiar. “Donde quiera que yo vaya. Aquí, Suiza, India, Australia, donde sea, una isla. Siempre seré la prisionera política del nombre de mi padre”.
