Igual que su dueña Leona Helmsey, la multimillonaria de la hotelería y la finca raíz, “Trouble” era un animal despreciado por quienes no tenían otra opción que adularle: había recibido una herencia de US$12 millones.
Según Cara Buckley en The New York Times, dejarle ese dinero a un perro llegó a encapsular “las excentricidades y mala leche” de Helmsey, apodada por sus empleados “Reina de la maldad”, que se hizo famosa en los 70 y 80 estafando, humillando, maltratando, degradando de cualquier forma a su alcance a sus miles de empleados.
Su tristemente célebre frase, “Nosotros no pagamos impuestos. Solo la gente pequeña paga impuestos”, que salió a relucir durante su juicio por fraude, le colocó en el panteón de la infamia en la Gran Manzana. (Pagó 18 meses de cárcel).
Blanca, peluda, malgeniada, a “Trouble” la buscaban y detestaban a la vez, dice el Times. “Recibió dos docenas de amenazas de muerte y secuestro, igual que varias ofertas de criadores”.
En septiembre del 2007, no tenía quien la cuidara en New York porque el hermano de la difunta no la quiso, entonces, “Viajó en jet privado de New York a Florida bajo el alias de ‘Bubble'”.
Murió, nos cuenta, con servicio las 24 horas del día, en Sarasota, Florida, bajo el cuidado de Carl Lekic, gerente de Helmsley Sandcastle Hotel.
