Donald Trump
Imagen via DonaldTrump.com

Durante la elección presidencial del 2012 y los medios, las encuestas y la misma campaña de Mitt Romney hablaban de una muy probable derrota para Barack Obama, un experto en estadísticas se mantuvo hasta el final su posición de que Romney iba a sufrir una seria derrota. Eso mismo sucedió. Y, Nate Silver, el experto se convirtió en una especie de gurú de pronósticos electorales y de deportes. Pasada la elección, Silver se llevó su blog Five Thirty Eight del New York Times a ESPN.

Eso fue hace cuatro años.

Ahora, en las primarias 2016, Nate Silver, igual que el resto de los llamados expertos, sostuvo en repetidas ocasiones que Donald Trump no iba a ganar la nominación. Lo dijo con la certeza y convicción de una persona que está acostumbrada a tener la razón.

Ahora reflexiona sobre su garrafal y — en la medida en que a los expertos les importa la opinión de sus lectores — desprestigiante error.

Trump, dice Silver en una nota publicada el 4 de mayo, marca un cambio radical con el partido republicano de Ronald Reagan, que históricamente han buscado candidatos “elegibles” y que sean leales a los principios tradicionales del partido. Trump no lo es.

La nominación de Trump ha sido resultado de tres factores, dice.

Primero es la manera como dominó la cobertura en los medios desde el inicio de su campaña, recibiendo lo equivalente a  US$2 mil millones en publicidad gratis.

Segundo, Silver menciona las fallas del Partido Republicano como institutción. Son serias debilidades, dice, que han resultado en situaciones desastrosas en años recientes, incluyendo el tope de la deuda, la selección del Presidente de la Cámara. Peor aún, agrega, han tenido lugar elecciones primarias para el Senado, la Cámara y las gobernaciones donde los nominados no eran “elegibles”. Incluye en esta lista el número sin precedente de precandidatos al inicido de la primaria y la falta de coordination estratégica para detener a Trump.

Pero en opinión de Silver, el golpe de gracia para los otros candidatos fue que el electorado republicano básicamente compró el argumento de Trump de que el candidato con más votos debe ser el nominado. Con ello rechazaron las manipulaciones por el partido de asignar victorias a candidatos sin elecciones, como sucedió en algunas convenciones estatales del partido.

Algunos votantes pueden haber preferido a Cruz o a John Kasich sobre Trump en términos abstractos, pero no a costa de una convención dividida en la que el ganador por pluralidad sería reemplazado con otro candidato defectuoso, agrega.

Para mí, la parte más sorprendente de la nominación de Trump — es decir, la parte en la que creo haber errado más — es que él haya ganado la nominación no obstante sus marcadas desviaciones de la ortodoxia conservadora. Se tambalea en las tres bases fundamentales de Reagan: la política económica (él se opone en gran medida al libre comercio y una vez pidió un impuesto sobre el patrimonio y un sistema de pago único en cuanto al cuidado de la salud); la política social (recordemos sus constantes cambios sobre el aborto); y la política exterior (se burló abiertamente del manejo por la administración Bush de la guerra en Irak, que sigue siendo bastante popular entre los republicanos).

En ese sentido, los otros candidatos republicanos insurgentes en 2010 y 2012, por más que fueran “antiestablishment”, se presentaban como más conservadores y ortodoxos, como fueron Ted Cruz y Marco Rubio.

Todo elllo, sostiene Nate Silver, significa que el proceso político de EUA ha sufrido una histórica transformación.

Nate Silver ahora está convencido de que los republicanos van a perder esta elección presidencial.

Artículo en inglés