Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Amy Goodman y Denis Moynihan
Las audiencias de confirmación del candidato de Donald Trump para la Corte Suprema, Neil Gorsuch, que está llevando adelante el Senado, quedaron en buena medida opacadas por las polémicas que se han sucedido en estos días, como los intentos del Partido Republicano por derogar la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio y las revelaciones de que el FBI estaría investigando posibles conexiones entre la campaña de Trump y el gobierno de Rusia. A eso debemos agregarle la decisión sin precedentes de la mayoría republicana el año pasado de negarse a llevar a cabo las audiencias de confirmación de Merrick Garland, el magistrado constitucionalmente nominado por Barack Obama para reemplazar al juez de la Corte Suprema Antonin Scalia tras su fallecimiento en febrero de 2016. La magnitud de una nominación para la Corte Suprema no se debe subestimar; conlleva un compromiso vitalicio con la justicia, de consecuencias trascendentales, en ocasiones de vida o muerte. Nadie lo entiende mejor que Alphonse Maddin.
En una noche helada de enero de 2009, Alphonse Maddin conducía un camión, contratado por la empresa TransAm Trucking de Kansas. La semana pasada, Maddin relató ante la prensa su dura experiencia:
“Estaba transportando un cargamento de carne por el estado de Illinois. Después de una parada para resolver una confusión en cuanto al lugar para cargar combustible, los frenos del tráiler se congelaron. Me puse en contacto con mi empleador, que coordinó que una unidad de reparación fuera hasta mi ubicación”. Esperando en el frío helado, Maddin se quedó dormido.
El transportista afroestadounidense continuó: “Me desperté tres horas más tarde y descubrí que no podía sentir mis pies, la piel me ardía y se estaba cuarteando, tenía dificultades para hablar y para respirar. La temperatura de esa noche era de unos 32 grados Celsius bajo cero. Tras informarle mi estado físico a mi empleador, me respondió simplemente que esperara allí. Mientras estaba allí sufriendo el frío físicamente, comencé a pensar que iba a morir. Mi estado físico empeoraba rápidamente. Decidí intentar desprender el tráiler del camión y conducir hasta un lugar seguro”. Madden hizo exactamente eso, y por tomar esa medida para salvar su vida resultó despedido.
Maddin presentó una demanda y el Departamento de Trabajo ordenó que fuera reincorporado a la empresa, con pago retroactivo. TransAm Trucking apeló y el caso fue analizado por el Tribunal Federal de Apelaciones del 10º Circuito. Entre los tres jueces del caso se encontraba Neil Gorsuch. El abogado laboral que representó a Maddin, Robert Fetter, recordó:
“Había cinco o seis casos para presentar en el tribunal esa mañana y nosotros éramos los últimos. El juez Gorsuch se mostraba neutral, incluso amable, a medida que se presentaban los casos. Cuando le llegó el turno al nuestro, se volvió notoriamente hostil. No fue campechano ni simpaticón”, dijo Fetter, comparando al Gorsuch de ese momento con el comportamiento del candidato en las audiencias de esta semana. Fetter remató: “Era como el día y la noche”.
Maddin resumió el calvario y la batalla legal que tuvo que afrontar con estas palabras: “Inicié una demanda por mi despido de TransAm Trucking y lo gané. Fue una batalla de siete años. Siete jueces diferentes atendieron mi caso. Uno de esos jueces falló en mi contra. Ese juez es Neil Gorsuch”.
Como indicó Fetter, “a la comunidad empresarial le encantó el fallo”. ¿Cuál es la importancia de esto? En mayo de 2016, cuando Donald Trump era precandidato a presidente dio a conocer una lista de posibles candidatos para la Corte Suprema; Gorsuch no se encontraba en ella. El fallo de Gorsuch contra Maddin se produjo poco después, el 8 de agosto, y exaltaba en sus argumentos lo que Fetter llamó el “derecho legal a quedarse en el camión y morir congelado” de Maddin. A fines de septiembre, Trump, ya candidato republicano, publicó una segunda lista de nominados para la Corte Suprema que sí incluía a Gorsuch.
Elliot Mincberg, asesor principal de la organización People for the American Way, dijo en una entrevista para Democracy Now!: “[Gorsuch] hizo lo que hace en tantos casos, ponerse del lado de las corporaciones”.
Durante las audiencias de confirmación, el senador Al Franken, demócrata de Minnesota, cuestionó al juez Gorsuch: “Creo que todos aquí hubieran hecho exactamente lo que hizo [Alphonse Maddin]. Es ridículo afirmar que la empresa tiene derecho a despedirlo porque tomó una decisión para no morir congelado o causarle la muerte a otras personas al manejar un vehículo inseguro. Es ridículo”. Franken, que es un ex comediante, agregó: “Mi carrera estuvo basada en identificar el absurdo y sé cuándo estoy frente a él. Y eso me hace cuestionar su criterio”.
Neil Gorsuch se destaca, es cierto. Siete jueces atendieron el caso de Maddin. Seis de ellos apoyaron al transportista congelado. Las decisiones de la Corte Suprema no son teóricas; pueden tener un impacto en el mundo real, de vida o muerte. Reflejan nuestros valores colectivos. Neil Gorsuch emitió un voto frío y solitario en contra de un trabajador que luchaba por su vida. Eso debería tener mucho peso para los senadores que se encuentran considerando la designación de Gorsuch para ocupar un cargo vitalicio en el principal tribunal del país.