Lo que no pudieron una guerra civil, dos guerras mundiales, una guerra fría, y decenas de otras guerras contra enemigos reales e imaginarios de EUA, lo ha logrado el #CoronaVirus. Esto fue lo que pude observar tras un viaje de 4,600 km por tierra que me llevó ida y vuelta de New York a New Orleans.

Después de permanecer como huésped obligado en el sofá de su hermana durante 3 semanas mientras mi hijo menor cursaba su segundo semestre en #Tulane, en New Orleans, tomamos la decisión de traerle de regreso a casa en las cercanías de New York por el resto de la crisis. New Orleans es uno de los sitios más afectados por la pandemia.

Así a buscarlo me fui el martes 31 de marzo al mediodía.

Con dos hijos en universidades en esa ciudad, una de mis favoritas en el planeta, probablemente ha sido ésta la décima vez que he realizado este viaje, el cual generalmente me lleva dos días. Primero hasta Chattanooga, en Tennessee; segundo a New Orleans. Esta vez, como salí después del mediodía no llegué a NOLA sino hasta las 7 pm.

La Interestatal 81 es una de las vías más importantes de EUA — obligatoria para el tráfico desde Nueva Inglaterra, incluso Quebec y Ontario, al sur profundo y, finalmente, al oeste.

Una nación postradaPor lo general es sumamente congestionada.

Primero cientos de enormes camiones de 18 ruedas, que devoran carretera a una velocidad en exceso de 120 km/h, sacudiendo al vehículo que pasen. Luego, el tráfico de estudiantes que se movilizan a sus universidades, turistas que visitan los campos de batalla de la guerra civi (desde Gettysburg hasta el sur pasando por Winchester, VA, que cambió de manos 70 veces durante el conflicto); jubilados en sus vehículos casa, turistas en camionetas adaptadas. Más miles de personas más que van y vuelven a sus trabajos, al cruzar grandes metrópolis, como Harrisburg, PA; Knoxville, TN; Birmingham, AL.

En el tramo de ida, eran evidentes los primeros brotes de la primavera (colores rosa, verde, morado, azul) a lo largo del valle de Shenandoah, destacándose entre los negros nubarrones de un día tormentoso, que combinados con la neblina cubrían las cumbres de las montañas Blue Ridge. Este hermoso, y a la vez escalofriante, paisaje ofrecía un vívido y misterioso contraste con las carreteras vacías (siendo el mío en el único automóvil en la carretera por millas). Incluso más espeluznante, sin embargo, ha sido ver ciudades fantasmas a lo largo del trayecto.

Moteles vacios. Estaciones de servicio cerradas. Igual que el comercio. A través de la distancia.

El sistema de autopistas de EUA, construído en los años 50 durante la administración Eisenhower, es muy diferente al de las magníficas carreteras en Europa. Consiste en líneas rectas. Bastante aburrido, adormecedor, para aquellas personas que disfrutan conducir. Totalmente utilitario en situaciones Defensa Nacional, en caso de que hubiese que movilizar tropas de un lado al otro del país, algo que tuvo muy presente Eisenhower, uno de los generales más importantes de la Segunda Guerra Mundial.

A lo largo de los kilómetros, se va formando un patrón que se repite ad nauseum en la interestatal. Distancias de unos 10 km entre salidas, donde se encuentran un par de gasolineras, un restaurante de cadena (McDonald’s, Taco Bell, etc.). Uno que otro motel barato. Cada 80 km, más o menos, aparecen centros de población más importantes. Universidades. Comercio. Fábricas estratégicamente ubicadas en cercanía a la carretera para sacar su producción. Bancos. Moteles de mayor categoría. Y toda una gama de restaurantes, de cadena pero algo más selectos. Muchos son parrillas y asaderos. Allí se mezclan los viajeros con los lugareños. En previos viajes, he parado allí y participado en muchas conversaciones bastante ilustradoras con gente en esos restaurantes. Cerrados. Como todo.

Me preguntaba qué pasará con todos esos autos nuevos en los concesionarios. Hoy día nadie tiene dinero para comprar uno. Y cuando la economía se reactive, la producción industrial escupirá nuevos modelos. Quizás saltemos un año, como el inexistente piso 13 de los edificios de New York.

New Orleans también sumida en la larga noche de dolores y temores. Emblemáticos lugares como Superior Sea Foods en St. Charles y Napoleón sin una luz — al igual que todos los bares, salones, restaurantes, galerías, ventas de chucherías en Magazine Street. (No fui al Barrio Francés).

Más que nada en el mundo, me hubiera gustado pasar más tiempo con mi hija Erika, pero por obvias razones ambos decidimos que regresar cuánto antes sería lo más prudente. (Ella igual que mucha gente de su edad han sabido observar las precauciones y se mantienen guardados. Solo salen a hacer ejercicio, caminando o trotando).

Así que empacamos las posesiones de Paul, y salimos de regreso a las 12:10 PM CT el jueves. Y después de 4 paradas por combustible (dos veces las estaciones dejaron abiertas las bombas para pagar con tarjeta), llegamos a casa a las 9 A.M..del viernes. Velocidad media 110 km/h. En 4 días conduje el equivalente de Nueva York – San Francisco, o de Lisboa a Moscú.

Presencié lo que jamás hubiera imaginado: EUA postrada.

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Cuando Donald Trump se proclamó presidente en época de guerra, y el Coronavirus como enemigo, en EUA ya se esperaba que morirían más personas que en las guerras de Corea, Vietnam, Afganistán e Irak juntas.

El país ha adoptado una serie de medidas de guerra nunca empleadas colectivamente en su historia: Prohibir a los viajeros entrantes de dos continentes, detener el comercio, reclutar a la industria para fabricar equipos médicos de emergencia y confinar a 230 millones de estadounidenses en sus hogares. En un estado de desesperación, intenta sobrevivir a un ataque de un adversario invisible.

Y los errores, las mentiras, los cambios de mensaje siguen entorpeciendo el proceso.

En opinión de este bloguero, las medidas se han tomado demasiado tarde. Es igual que cerrar el establo después de que se salieron los caballos.

Solo en las últimas dos semanas de marzo, casi 10 millones de estadounidenses han solicitado seguro de desempleo. En ese momento, alrededor del 6% de la fuerza laboral de EUA está en paro. Y los consumidores, el elemento vital de la economía, recientemente vieron caer su confianza a un mínimo de 32 meses.

Enormes partes de la economía se han apagado repentinamente.

De que EUA se para nuevamente no cabe duda. Pero no será tan fácil.

Otra semana que pasó en EUA. ¡Qué semanita!

CFT Director El Molino Online
Pennsylvania EUA
5/4/2020