Los fallos de la prensa sobre Trump. Del New York Times, al Huffington Post, del Washington Post a Salon, a CNBC, Vox, National Review y más allá, todos los “expertos” (pundits, en inglés) sobre política en EUA apostaron, aseguraron, reiteraron, pronosticaron sin la menor duda que no había forma en que Donald Trump alcanzara la nominación de los republicanos para la presidencia de EUA. Sobra decir que han fallado miserablemente.
Sería una pérdida de tiempo esperar una explicación de ellos. Mucho menos una disculpa. Ni siquiera un intento de explicar un error semejante que debería (claro que no va suceder) descualificarlos para opinar.
Comentan Glenn Greenwald y Zaid Jilani The Intercept sobre las implicaciones de esta garrafal cagada. Traducimos un excerpto.
[…] Existen algunos problemas serios en el periodismo político reflejados en la creencia generalizada insistente de que Trump no podía ganar (la creencia de que Clinton bailaría hacia su nominación sin ninguna desafío serio refleja un problema similar). Periodistas influyentes viven vidas muy diferentes vidas de las de la masa de votantes en cuyo nombre ellos creen que se pueden pronunciar- o, al menos, cuyos pensamientos y acciones creern poder anticipar. También suelen tener intereses diferentes, incluyendo una inclinación a preferir la preservación de statu quo (y de ver el statu quo de manera más favorable) que los que se han visto menos recompensados por dicho statu quo. Los medios, en general, no sienten ira hacia la clase política ni las condiciones imperantes, y por lo tanto no han podido detectar los sentimientos de ira y ansiedad que han impulsado la campaña Trump (y, en cierto modo similar, la campaña de Sanders).
[…]
Sin embargo, el error se torna muy diferente cuando se invocan la autoridad y experiencia propias al realizar tales pronunciamientos vergonzosamente erróneos, y, peor aún, cuando el tono que se emplea es uno de certeza y arrogancia como si fueran decretos transmitidas desde el Monte Sinai. Por lo menos, cuando una profesión promociona su experiencia, de manera colectiva, resulta tan abrumadoramente errada sobre un asunto tan significativo, se exige mucho más que un reconocimiento leval de un error superficial — o de achacarles la culpa a otros – antes de cambiar de tema rápidamente, con la esperanza de que todo haya sido olvidado. Un examen introspectivo de conciencia colectiva está en el orden del día.
Imágenes via The Intercept
