Vanda Felbab-Brown, del Foreign Policy Center for 21 Century Security and Intelligence, sostiene en una nota en Brookings que la victoria del “No” en Colombia no significa una derrota del proceso de paz. Ha sido una victoria para la derecha colombiana, personificada por el expresidente Alvaro Uribe; un revés para la administración de Juan Manuel Santos, pero puede existir una salida. El caos generado por el rechazo puede producir orden, dice.
Traducimos excerptos de su nota publicada bajo el título “Voters said ‘no’ to peace in Colombia. What’s next?”.
Este acuerdo se ha caído, pero eso no quiere decir que Colombia esté condenada a nuevos enfrentamientos. El primer paso es mantener el cese al fuego con las FARC y evitar un brote de combates, incluyendo provocaciones que puedan desembocar en tiros y muertos. Tanto el gobierno de Colombia como los directivos de las FARC se comprometieron a mantener el cese al fuego, anoche después de que se hicieran públicos los resultados del plebiscito.
La cúpula de las FARC ha rechazado de plano regresar a la guerra, afirmando nuevamente de que permanecen comprometidos hacia un futuro como partido político, no un grupo guerrillero. Eso es admirable y se pondrá a prueba en la siguiente fase, sobre todo ante las provocaciones, posiblemente por bandas criminales con vínculos políticos, que pueden ser contratadas para provocar un incidente y desacreditar cualquier acuerdo de paz. Por otra parte, será un desafío mantener controlados a los comandantes de las FARC de nivel medio, que son los que tienen más que perder con el acuerdo de paz y enfrentan grandes incertidumbres.
En segundo lugar, el gobierno y las FARC necesitan volver a enmarcar la siguiente serie de conversaciones en torno a la justicia. El gobierno y la comunidad internacional tendrán que enfatizar a las FARC que, en aras de la paz en el país y un futuro político para su grupo — tal vez incluyendo un Premio Nobel para la administración Santos, que se podría compartir con las FARC — los directivos de las FARC tendrán que aceptar con mayor seriedad cierta responsabilidad y arrepentimiento. Las FARC han hablado mucho acerca de la “justicia”, particularmente en la forma del desarrollo económico para la periferia marginada. Ahora tiene que demostrar que si está pidiendo “justicia”, también debe estar preparada para aceptar un mayor grado de justicia política y jurídica por su comportamiento pasado, no sólo esperar el perdón. Las FARC deben darse cuenta de que las posibilidades de lograr un acuerdo de paz son mucho mejores ahora, durante el gobierno de Santos, que si un político de derecha con el respaldo de Uribe es elegido presidente en 2018.