640px-Medieval_bakerPara los padres con hijos adolescentes que se pasan horas frente a sus dispositivos electrónicos, la mayoría de ellos hipnotizados en sus videojuegos, esta nota sobre los jóvenes en Europa medieval que publica William Kremer en la BBC puede ser ilustradora. 

Para la edad de 14 años, dice, la gran mayoría de los jóvenes de ambos géneros ya habían dejado el hogar paterno. (En algunos casos desde los siete años se habían marchado).

“Muchos padres de todas las clases enviaban a sus hijos fuera de casa para trabajar como empleados o aprendices — sólo una pequeña minoría ingresaba al clero o a la universidad”.

Algunas cartas (la mayoría en aquellos días no sabía leer ni escribir) indican que era algo traumatizante, dice. “Todo lo que fue para mí un placer cuando de niño estuve con mi padres — entre los tres años de edad y los 10 — se ha convertido en tormentos y dolor”.

Las dificultades del transporte en aquellos días significaba que una distancia de 32 km era un aislamiento prolongado de sus familias, dice.

Una razón por esta separación, explica, era financiera: una boca menos que alimentar, por un lado; y mano de obra gratis, por el otro.

Aún así, 

Los padres creían que estaban ayudando a sus hijos al enviarlos lejos de casa, los más pudientes ahorraban para comprar un aprendizaje. Estos por lo general duraban siete años, pero podrían prolongarse durante una década. Cuanto más largo fuera el plazo, más barato era: […] los adolescentes eran una fuente de mano de obra barata para sus amos. En 1350, la Muerte Negra había reducido la población de Europa por alrededor de la mitad, por lo que el trabajo asalariado era caro. La reducción de la población, por otro lado, significaba que la comida era barato — con lo cual mano de obra que interna tenía sentido”.

Agrega que también era otra manera para los padres deshacerse de los “vagos”.

Los términos del aprendizaje, explica la BBC, eran draconianos.

Contrato de 1396 entre un joven llamado Thomas y John Hyndlee en Northampton:

Hyndlee asumió el papel formal de tutor y se comprometió a dar a Thomas alimentación, enseñarle su oficio y no castigarlo demasiado severamente por errores. Por su parte, Thomas prometió no irse sin permiso, no robar, jugar, visitar prostitutas nicasarse. Si se rompía el contrato, el plazo de su aprendizaje se duplicaría a 14 años.

Jóvenes, hormonas, sexualidad. ¿Qué hacían entonces?

En algunos casos, dice la BBC, se permitía el contacto entre ambos sexos. Existía una práctica conocida como la “corte nocturna”. La muchacha podía recibir visitas de su galán en la casa donde ella vivía, incluso se les permitía dormir en la misma cama con él, siempre y cuando estuvieran vestidos — podían “tocarse” pero hasta ahí llegaba el permiso.

En otros casos, se colocaba una tabla entre ambos.

Por otro lado,

Hasta cierto punto, los jóvenes vigilaban su propia sexualidad. “Si una chica tiene la reputación de ser un poco demasiado fácil, entonces ella va a encontrar algo desagradable que alguien dejó a la salida su casa para que todo el pueblo sepa que tiene una mala reputación”.

Los aprendices con mayor reputación de violencia eran los de la la profesión legal. 

Estos muchachos tenían medios independientes y no vivían bajo la vigilancia de sus amos. En los siglos 15 y 16, los disturbios de aprendices en Londres se hicieron más comunes, con muchedumbres enfocando en extranjeros incluyendo los flamencos y lombardos”.

Un cronista en el siglo VII describió a los adolescentes: “Son magros (a pesar de que comen de buena gana), ligeros de pies, atrevidos, irritables y activos”.

Artículo en inglés

Imagen aprendiz de panadero, via Wikipedia